Ya les advertí en días pasados que las dentelladas que se cruzan en estos días entre los principales protagonistas de la prensa hispana son dignas de lobos hambrientos. Y ayer “El Mundo” nos ofreció una nueva demostración de lo dicho. En un extensísimo editorial titulado «Dos siameses contra ‘El Mundo’», Pedro J. Ramírez explicaba que las críticas recibidas por su alucinante «investigación» en relación al 11-M se explican porque sus ventas van muy bien y las de “Abc” y “El País”, muy mal. Y a partir de ese dato, sustentado sólo en un informe de la desprestigiada OJD, Ramírez se soltaba el pelo y no evitaba ni un solo piropo... para sí mismo.

Según Ramírez, su periódico «se ha convertido ya en el líder absoluto de la prensa de información general en España». Y decía más. No se pierdan el ejercicio de humildad del personaje:«No somos nosotros quienes tenemos que echarnos flores, pero es evidente que junto al rigor y dinamismo de sus informaciones, la centralidad transideológica de sus opiniones y el pluralismo de sus grandes columnistas, la clave del éxito de ‘El Mundo’ es la credibilidad de su periodismo de investigación». ¡Esa sí que es buena!

Es sabido que la pérdida de vergüenza y pudor es una empinada cuesta abajo por la que algunos se deslizan sin freno. Así se entienden cosas como las que siguen:«la constatación de que nuestras investigaciones sobre el 11-M van proporcionando a los ciudadanos datos esenciales que de otro modo desconocerían, es lo que les ha hecho perder los nervios hasta empeñarse en una alocada campaña de desprestigio contra ‘El Mundo’ en la que todo vale». Hay que reconocerle a Ramírez la habilidad para que, al final, termine pareciendo el paladín de la verdad quien está empeñado en demostrar la cuadratura del círculo.

El escribiente de Ramírez sube el tono del editorial y advierte con severidad a sus competidores:«vamos a permitirnos darles un primer y último consejo: dejen de investigarnos a nosotros y pónganse a investigar todo lo que le importa a la sociedad española, incluido el 11-M». Digo yo que cuando termine por aclararse hasta el último detalle de aquello ­si es que no lo está ya­ Ramírez tendrá que comprarse un tubito de esos, adosados a unas gafas de bucear y refugiarse en el fondo de su piscina ilegal. Porque lo que sí está claro es que “El Mundo” trata de manipular y engañar día sí y día también. - msoroa@gara.net