Los magistrados vuelven a rechazar una recusación, en este caso contra Murillo
Los magistrados que se encargan de juzgar el sumario 18/98 rechazaron un nuevo incidente de recusación, en este caso contra la presidenta Angela Murillo. La juez volvió a dejar claro que su actitud dista mucho de la neutralidad en varios incidentes acaecidos en la sesión de ayer. «Yo dirijo el debate y seguiré haciéndolo así», anunció.
MADRID
Después de finalizar las piezas relativas a Xaki y las empresas, el abogado Alvaro Reizabal se disponía a iniciar el interrogatorio relativo a “Egin” cuando pidió que se identificara al «perito» A-62883. Con este número de identificación consta uno de los autores del informe 12/98, que iba a ser objeto de examen.Uno de los guardias civiles presente en la Sala tomó la palabra para decir que él era esa persona, pero que ahora tenía otro número H-94961-Z porque se lo habían cambiado. Cuando Reizabal apuntó que necesitaba constancia oficial que acreditara ese hecho, Angela Murillo hizo caso omiso y preguntó al declarante: «¿Usted dice que es esa persona?» «Sí», insistió el agente. Y eso fue suficiente para la magistrada.
«Este señor va a declarar»
El letrado reiteró que eso constituía una clara irregularidad procesal y volvió a exigir que el secretario judicial diera cuenta de ello. Tras un breve rifirrafe, Murillo, visiblemente enfadada, ordenó un receso de media hora para acreditar que A-62883 y H-94961-Z se trataban de la misma persona. Dando un fuerte golpe en la mesa, afirmó: «Vamos a suspender para averiguar la identidad de este señor. Pero este señor va a declarar como perito».A la vuelta del receso, Alvaro Reizabal tomó el hilo de esta frase para argumentar que la presidenta «ha perdido la imparcialidad». «No ha condicionado la presencia de esta persona a la acreditación de su iden- tidad, sino que ha corrido en auxilio del ‘perito’» denunció el abogado, destacando que si este agente del instituto militar español no pudiera comparecer, ese informe sobre “Egin” no valdría. «Se ha vulnerado lo previsto en el artículo 24 de la Constitución española, que fija la necesidad de un juez imparcial insistió, y esta actuación revela un interés directo o indirecto de la presidenta». Por ello, anunció que presentaría un incidente de recusación contra Murillo en nombre de sus defendidos, Javier Salutregi y Teresa Toda.
Tercera recusación
Solicitó también que se interrumpiera la sesión hasta que la Sala decidiera sobre su propia recusación, pero Murillo no lo permitió y la vista siguió adelante.Ya después de comer, antes de iniciarse la sesión vespertina, la Sala se reunió durante una hora para decidir lo que, por otra parte, ya habían determinado en otras dos ocasiones: rechazar el incidente de recusación. Como los propios magistrados recordaron, es la tercera vez que el tribunal en este caso la presidenta es recusado por falta de imparcialidad, y en las tres ocasiones han sido los propios jueces quienes han decidido al respecto. En su auto, señalan que «los propios recusados pueden resolver sobre la petición si se ha hecho con fines espúreos o contrarios a la buena fe, si se produce abuso de derecho y fraude legal». Agregan que Reizabal «ha actuado de forma injustificada» y le acusan de «abuso de Derecho».
«Consolidar la acusación»
No fue éste el único incidente de la jornada de ayer. Así, cuando José María Elosua preguntaba a un «perito» y éste, micrófono en mano, no se decidía a responder, Murillo interrumpió el interrogatorio e hizo un gesto a otro agente para que declarara él. Este ni siquiera había hecho ademán de responder cuando la presidenta le conminó a que lo hiciera.Ante ello, Elosua formuló su «más enérgica protesta» y recordó que «no es la primeta vez que sucede esto». «Cada vez que un ‘perito’ se encuentra en apuros, la presidenta interrumpe la sesión y coarta la defensa», se quejó el abogado, y recordó que no actuó así en el turno de la Fiscalía, cuando «le dejaba que se explayara con una gran tolerancia». Denunció que Murillo «contribuye a consolidar la prueba de la acusación y obstaculizar la de la defensa». «No venga aquí a echarme la bronca, yo dirijo el debate así, y seguiré haciéndolo» fue la respuesta.
«No nos consta que hubieran sido designados por ETA»
La acusación sostiene que Jabier Salutregi y Teresa Toda fueron designados por ETA como director y subdirectora de “Egin” y que para ello se reunieron en 1992 con José Luis Alvarez Santacristina, Txelis, y no para entrevistarle, como sostiene la defensa. Ayer, tras un incisivo interrogatorio de Alvaro Reizabal, los «peritos» tuvieron que reconocer que no pueden afirmralo. «¿Están en condiciones de afirmar que fueron designados por ETA?», preguntó el letrado. «No nos consta que fueran designados ni que no fueran designados por ETA» respondió el «perito» jefe. «Por lo tanto, no pueden afirmar que fueron nombrados por ETA», insistió Reizabal. «Evidentemente, no», fue la respuesta. Ese mismo agente reconoció que no conocía el proceso interno de designación que hubo en “Egin” «es la primera noticia que tenemos», admitió que «ningún agente de la Guardia Civil escuchó ni tuvo conocimiento de lo que se dijo» en la entrevista y asumió errores en su informe sobre el nombramiento de Ramón Uranga como consejero delegado de Orain S.A., que también trataban de atribuir a ETA.-
«El perito ha dicho que no se acuerda»
MADRID
Un ejemplo de que Murillo no está actuando como juez neutral en el desarrollo de la vista oral es lo acontecido justo después de que Alvaro Reizabal anunciara el incidente de recusación en su contra.El abogado estaba preguntando al «perito» A-62883 también conocido como H-94961-Z acerca del informe 12/98 de la Guardia Civil, que se refiere a la relación entre ETA y “Egin” . Resulta que en ese informe aparece redactado literalmente el auto de entrada y registro en “Egin”, fechado el 14 de julio de 1998. Reizabal preguntó al guardia civil, coautor de dicho informe, cómo había había accedido a ese auto y de qué forma lo había podido transcribir literalmente. «Pues porque practiqué la entrada y registro...», empezó a decir, pero de inmediato todos sus compañeros empezaron a hacerle gestos y a señalar unos papeles. «Eh... no lo recuerdo», corrigió de inmediato. Reizabal saltó furioso, protestando por que el resto de los agentes había indicado a su colega qué debía responder. Destacó que no había sido la Guardia Civil la que entró en las instalaciones de “Egin”, sino que la Policía española, por lo que difícil- mente podía el «perito» haber estado allí aquel día. Al decir que participó en la entrada y registro del periódico, el «experto» estaba minando su credibilidad y también la de sus informes. Sin embargo, la presidenta le echó una mano. «Ha dicho que no se acuerda», zanjó ella. Luego Murillo, ante las quejas del abogado, le conminó a no perder «las formas».
«Un cúmulo de premisas del que se obtienen unas inferencias»
MADRID En un extenso informe, cuyos argumentos fue desmontando Iñigo Iruin en la tarde del lunes y la mañana de ayer, los servicios de información de la Guardia Civil afirman que Jose Mari Olarra es el «Eneko» que supuestamente aparece en documentos intervenidos a ETA. Y en ese mismo informe, para resaltar la importancia de esa persona en la estructura de la organización armada, apuntan que «es la única persona física que tiene asignado un código alfanumérico en los nuevos códigos de ETA». Ese código, concretamente, sería E$. Sin embargo, a preguntas de Iruin ayer tuvieron que admitir que ese código no se refiere a ninguna persona llamada «Eneko», sino a una empresa. «Es un error en el informe», reconoció el perito D-10437-T. «¿Hay algún error más en el informe?», preguntó el letrado, que para entonces ya había puesto en evidencia más de uno. El «perito» pretendió justificarse afirmando que «el informe contiene un cúmulo de premisas, de las que se obtienen unas inferencias, con las que construir unas conclusiones». Luego añadió que, respecto a Olarra, esa hipótesis fue corroborada en sus declaraciones por Mikel Egibar y, más tarde, por Xabier Alegria. Ambos han denunciado las fuertes torturas sufridas a manos de la Guardia Civil, y han explicado que sus captores les obligaron a declarar lo que ellos querían. «Esa es la construcción que hacemos» subrayó el «experto» policial.
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