Ur retorna al teatro contemporáneo con una ácida y trepidante comedia sobre profesores y alumnos
«El chico de la última fila» es la última apuesta de Ur Teatro, con la que la compañía guipuzcoana aparca el teatro clásico para llevar a escena un texto del premiadísimo autor Juan Mayorga. Protagonizada por Ramón Barea y Carlos Jiménez-Alfaro, y dirigida por Helena Pimenta, la obra se representará hoy y mañana en el Teatro Arriaga y el sábado en el Festival de Getxo.
BILBO
“El chico de la última fila” acaba de ser estrenada en Fuenlabrada, dentro del Festival de Otoño de Madrid, donde el montaje de la directora Helena Pimenta puso en pie al público. Su exitosa acogida ha dado tranquilidad a todo el equipo técnico y artístico, pues, para Ur, compañía especializada en teatro clásico, esta obra tenía «muchísimos riesgos». Escrita expresamente para la compañía guipuzcoana por Juan Mayorga autor de textos de éxito como “Ultimas palabras de Copito de nieve” o “Hamelin”, la obra narra la relación entre alumnos y profesores, entre padres e hijos, en definitiva, entre dos generaciones. El profesor un personaje escrito expresamente para el actor Ramón Barea, no tiene nada que ver con el modelo de docente que estamos acostumbrados a ver en las películas y series americanas. «Es una hombre lleno de contradicciones, que establece un relación apasionada con un alumno», describe Helena Pimenta. «La obra termina hablándonos de la necesidad de contar historias y de la necesidad que tenemos todos de vernos reflejados en las historias de otros para comprendernos como seres humanos». «Mayorga no toma partido por ninguno de los personajes. Es un juego bonito que invita a la reflexión», apunta Ramón Barea. Uno de los aspectos más novedosos de este título es su estructura. Descrita como una comedia ácida, amarga y crítica, tiene un ritmo vertiginoso con más de 60 cambios de escena, todo ello en una escenografía muy abstracta de José Tomé, que también actúa en la obra. El texto, lleno de humor, es, para Pimenta, «muy maduro y consigue hablar de los defectos humanos con enorme ternura, utilizando elementos muy cercanos. Pero a los actores les exige un esfuerzo de interpretación enorme». Barea corrobora esto último. «Es una dramaturgia contemporánea, donde en segundos tienes que cambiar completamente de registro y de posición anímica. Además, con tus movimientos ayudas a describir el espacio». Todo un riesgo para los actores, ya que dos de ellos Carlos Jiménez e Ignacio Jiménez son jóvenes recién salidos de la escuela de interpretación. Completan el reparto Luisa Pazos y Natalie Pinot. “El chico de la última gira” estará en gira durante un año como mínimo.
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