En América Latina han empezado los preparativos para el primer Congreso de los pueblos y estados progresistas para la liberación de la Patria Grande, que va a tener lugar en la ciudad boliviana de Sucre en los próximos días 27 y 28. El anfitrión es el Gobierno del presidente de Bolivia, Evo Morales. El congreso debe culminar en la creación del denominado “Bloque Regional de Poder Popular” (BRPP). Este naciente Bloque Regional de Poder Popular (www.bloquerpp.org) se comprende como una alternativa a los existentes sistemas políticos en América Latina. Estos se caracterizan por el dominio de las oligarquías nacionales que en los últimos años han utilizado la democracia representativa para enviar a los defensores de sus intereses a los más altos cargos del Estado. Esta fue la condición sine qua non para que se pudiera realizar la venta y el expolio del Estado, de los recursos naturales y de la sociedad entera según la exigencias del neoliberalismo.
Los beneficiarios de la política neoliberal de privatizaciones han sido, en primer lugar, las transnacionales estadounidenses y europeas. Hasta hoy en día el poder de las oligarquías nacionales, unidas a la Iglesia católica y los militares, y apoyadas políticamente por el capital internacional, es tan fuerte que tanto los Gobiernos progresistas en América Latina como los movimientos que los sustentan, no lo han podido atacar de frente porque en la actual coyuntura perderían la batalla.
Sin embargo, tampoco pueden quedarse inactivos de cara a la fuerte posición de sus adversarios porque éstos representan una fuente constante de inestabilidad de la cual emanan los peligros que amenazan las transformaciones políticas y sociales que se están originando en Venezuela y Bolivia.
En la República Bolivariana de Venezuela fue Hugo Chávez quien involucró a la clase pobre en la creación de una nueva Constitución que en 1999 reemplazó la democracia representativa por la participativa. El presidente boliviano Evo Morales sigue por la misma vía después de haber convocado la Asamblea Constituyente que debe elaborar asimismo una nueva Magna Carta acorde a la realidad social y política del país. Sus adversarios, asentados en las provincias ricas del país están saboteando este proyecto, convocando huelgas y amenazando con declararse «autónomos» del Gobierno nacional.
Resistencia
Planes parecidos los baraja la oposición anti-chavista en Venezuela respecto a los provincias petrolíferas del Táchira y Zulia. Ante esta amenaza real a las transformaciones iniciadas en Venezuela y Bolivia, los movimientos sociales y políticos que han iniciado tales procesos tienen que preparar la resistencia a la política de sus adversarios tanto en el ámbito nacional como internacional.
«La única fuerza capaz de derrotar a la unión de la oligarquía con el capital internacional es la alianza del Bloque Regional de Poder Popular con gobiernos desarrollistas. Pero el sujeto político popular latinoamericano no existe, hay que crearlo», explica a GARA el coorganizador del congreso, el catedrático por la Universidad de la Ciudad de México Heinz Dieterich. «Este sujeto tiene que ser integral, no sectorial, es decir comprende a campesinos, indígenas, obreros, trabajadores, intelectuales, militares democráticos, mujeres», añade el internacionalista alemán, que es autor del libro “El Socialismo del Siglo XXI” y uno de los asesores del presidente Chávez.En Sucre nacerá tanto la unificación del movimiento de los campesinos como la de los movimientos de los trabajadores y de los indígenas. Además se hablará sobre el Socialismo del siglo XXI como un modelo de desarrollo macroeconómico y del papel de los intelectuales. A ello se unirá el debate sobre el autogobierno local, el presupuesto participativo y la democracia directa. Además se discutirá sobre el derecho a la vida y sobre la defensa ecológica de la Pacha Mama, de la Madre Tierra.
Dado que los cambios iniciados en Venezuela y Bolivia van en contra de los intereses del capital estadounidense y europeo, otros dos grupos de trabajo tratarán, por un lado, la soberanía de América Latina y su defensa militar y, por el otro, la alianza estratégica entre los estados progresistas del continente del poder popular. El objetivo de esa unión es la liberación social, nacional y regional de América Latina.
Respecto al trato entre los ejecutivos, representados por Chávez y Morales, y los movimientos de base, Dietrich dice: «En Sucre no se entregará un catálogo de peticiones a los presidentes sino que se exigirá un debate público en igualdad de condiciones. Es decir, los movimientos sociales se constituyen en sujeto político que discute con los gobiernos de tú a tú».
Según el pensador, el congreso va a ser el encuentro de bases sociales y líderes emergentes, «los Ches, los Evos de mañana». Con tales perspectivas el Congreso de Sucre podría convertirse en una alternativa seria al Foro Social Mundial siempre y cuando Washington, Bruselas y sus representantes locales no alteren la situación política en el país anfitrión. -