Duro inicio de la ofensiva parlamentaria permanente del PP contra el proceso
La conspiración del 11-M ha quedado aparcada como prioridad del PP en las sesiones parlamentarias de control al Gobierno español, a la espera de nuevas revelaciones desde «El Mundo». Ahora el objetivo es el proceso de paz y normalización. Lo anunció Angel Acebes el pasado lunes tras la reunión semanal del comité de dirección del PP, y ayer ejecutaron sus planes con suma dureza en el Senado por la mañana y por la tarde en el Congreso.
GASTEIZ
El comité de dirección del PPdecidió el pasado lunes abrir una ofensiva parlamentaria permanente de preguntas al Gobierno español sobre cuestiones que relacionan con el proceso de paz y normalización. «No puede haber iniciativa más importante que preguntar a Zapatero por la negociación con ETA», anunció el secretario general del PP, Angel Acebes, y tanto él como el presidente del partido, Mariano Rajoy, y el portavoz en el Senado, Pío García Escudero, se emplearon con dureza durante el día de ayer.La presión comenzó de mañana, que es cuando se celebran los plenos de control en el Senado. García Escudero interrogó a Zapatero sobre si creía que el establecimiento de cauces de negociación política extraparlamentaria era un medio adecuado «para acabar con el terrorismo». Ante la respuesta del pre- sidente señalando que el Gobierno considera «un objetivo de la sociedad española de gran trascendencia» el «ver el fin de la violencia y acabar con el terrorismo», el portavoz del PP aseguró que cuando el PSOE llegó a la Moncloa ETAestaba al «borde de la asfixia total», a lo que añadió que «lo que no sabíamos entonces es que desde dos años antes usted tenía una estrategia que fraguaban los socialistas Eguiguren y Egea con los batasunos Otegi, Barrena y Díez Usabiaga, en unos contactos que usted conocía y consentía mientras firmaba la Ley de Partidos y ETA asesinaba a su compañero Joseba Pagazaurtundua». La afirmación de Pío García Escudero provocó, primero, abucheos desde los escaños del PSOE, y después una indignada reacción del Gobierno. Fuentes del Ejecutivo español afirmaron que el PPha «pasado la raya» y apuntaron que en las democracias modernas este tipo de comportamientos son penalizados. En el momento, Rodríguez Zapatero no entró al trapo, y se limitó a dar por «no dichas» algunas cosas y mostró su deseo de que el PP haga «una reflexión autocrítica sobre cómo se está posicionando ante el proceso de paz». El presidente español mostró, en todo caso, su impresión de que tal reflexión no llegará «hasta después de que hablen los ciudadanos» en las elecciones. Todavía no se puede avanzar si tras el paso por las urnas el PPrectificará su posición. Lo que está claro es que ayer no lo hizo. Si a La Moncloa le molestaron las intervenciones de la mañana en el Senado, por la tarde volvieron a tener taza y media en el Congreso. Abrió la refriega el propio presidente del PP, Mariano Rajoy, acusando a Rodríguez Zapatero de «rendir el Estado democrático» ante ETA. Su ex- cusa para tal afirmación fue una pregunta en torno a la huelga de hambre de Iñaki de Juana y sobre si el presiente del Gobierno respalda la actuación del fiscal general del Estado. Zapatero habló del respeto a las decisiones de la Fiscalía y de los tribunales y recordó, aunque fuera para decir que no iba a hablar de ello, las excarcelaciones que se dieron mientras gobernaba el PP. Luego fue Angel Acebes quien tomó el relevo de Rajoy con una pregunta a la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, sobre si el Gobierno apoya que el PSOE se siente en una mesa de negociación política con «ETA-Batasuna» y si reconocerá los acuerdos que se alcancen en ella. El secretario general del PP afirmó que esa mesa «es un ataque frontal a la dignidad, a la decencia, a la libertad, a la democracia y al régimen constitucional» y, como avanzó la pasada semana, aseguró que su partido no reconocerá esos acuerdos y que los revocará cuando lleguen al Gobierno. María Teresa Fernández de la Vega le insistió en que el Ejecutivo del PSOE trabaja porque cese la violencia definitivamente «siempre con la Ley, a pe- sar de sus empeños por hacer creer lo contrario», y le acusó de utilizar la «vieja táctica» de repetir muchas veces «falsedades» para intentar convertirlas en verdades.
Estrategia con «resultados de Estado»
Iñaki IRIONDO
A una gran mayoría de quienes vivimos en Euskal Herria la estrategia que viene manteniendo el PP con relación al proceso de paz y normalización democrática se nos antoja extraterrestre, alejada de la realidad que se palpa en las calles de nuestro país. Y en no pocas ocasiones nos regocijamos viendo que Jaime Mayor Oreja se queda más o menos solo en el Parlamento europeo o que todos los grupos del Congreso de los Diputados dan la espalda a algunas pretensiones extravagantes de Mariano Rajoy, Angel Acebes o Eduardo Zapla- na. Sin embargo, sería conveniente preguntarse si la estrategia extremista del PP, jaleada por medios de la derecha, está teniendo o no efectos en el proceso. «Hay que comprender el ambiente que se vive en Madrid». La frase es utilizada por quienes sintonizan con el Gobierno español para justificar que el Ejecutivo apenas haya dado pasos efectivos desde el anuncio de alto el fuego por parte de ETA y para presentar como un ejercicio de audacia de Rodríguez Zapatero cualquiera de sus tímidos gestos. Es decir, resulta indudable que la estrategia del PP puede erosionar electoralmente a Zapatero, pero al mismo tiempo se convierte en una excusa perfecta para que el PSOE pretenda vender mucho más caro cualquiera de los pasos que dé en un proceso de negociación. Ante demandas democráticas y mayoritariamente aceptadas por la ciudadanía vasca, el PSOE se escuda en cómo reaccionarían el PP y sus hooligans mediáticos para intentar rebajarlas. Además, la dureza e impertinencia de los ataques del PP generan en terceros un sentimiento de cierta solidaridad con un Gobierno que está siendo maltratado de esa manera, lo que hace que la reacción a la injusticia que comete el PP se compense dando cobertura al Ejecutivo de Zapatero. Pudo observarse en la resolución aprobada por el Congreso en mayo del año pasado. En otras circunstancias, es probable que ni los partidos vascos ni ERC hubiera suscrito la literalidad de ese texto. Lo mismo ocurre con la resolución presentada ahora en el Parlamento europeo. Pero como el PP hace peligrar el proceso... Y la estrategia del PP tiene un tercer efecto: desvirtuar el eje de los debates. Se puede comprobar perfectamente en el caso de Iñaki de Juana. En condiciones normales el centro del debate público sería cómo es posible que a una persona se le pida una condena de seis años por dos artículos de prensa. Sin embargo, con el clima de «alarma social» creado en torno a este asunto al que tanto contribuyó el propio PSOE el debate ahora se centra en por qué se rebaja la petición fiscal de 96 años. Conclusión: hablando en los términos de la declaración de las seis personalidades internacionales, ¿que parte se refuerza con la «alocada» estrategia del PP, la vasca o la española? Esa es la cuestión. -
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