Estas elecciones no supondrán ningún avance hacia el camino para lograr la soberanía para nuestro país». Así de contundente se muestra Otger Ametller, concejal de la CUP (Candidatura d'Unitat Popular) en el ayuntamiento de Vilafranca del Penedès, una ciudad de 36.000 habitantes. Esta percepción la justifica por los discursos de campaña de las distintas formaciones políticas catalanas, pues después del referéndum estatutario, no está en ninguna de sus agendas la propuesta de volver a abrir el debate sobre los límites del marco autonómico, sino que la mayoría se han centrado en la necesidad de empezar a desarrollar el nuevo Estatut.Desde Vilafranca, Otger Ametller mira estas elecciones con decepción «tanto por el panorama desalentador que ofrecen las propuesta que hemos oído durante la campaña como porque desde la izquierda independentista aun no podemos presentar ningún proyecto unitario con cara y ojos ni tenemos aun un apoyo social suficiente». Aunque asegura que están trabajando para que la actual situación cambie.
Otro concejal de la CUP coincide con esta percepción. Se trata de Josep Antoni Vilalta, de Torà, un pueblo de alrededor de 1.200 habitantes, quien también es militante del MDT. Para este concejal, «cuando hayamos consolidado la izquierda independentista a nivel local podremos dar un salto adelante. Las CUP locales son el embrión de la unidad popular que tenemos que articular junto con otros sectores de la izquierda transformadora». En este sentido, el actual objetivo de las CUP es trabajar para aumentar el número de concejales en las elecciones municipales de mayo.
Para Joan Sebastià Colomer, portavoz de Endavant, las razones que imposibilitan a este espacio político disponer de una plataforma electoral para las autonómicas son tanto internas como externas: «Por un lado está aun nuestra debilidad organizativa y por el otro lado la campaña del Estatut ha demostrado que, a pesar del crecimiento sostenido de la izquierda independentista, la mayoría social del país continua pensando que el marco autonómico aún da margen de maniobra. Cuando se demuestren de nuevo sus limitaciones, esto puede cambiar, pero entre el referéndum y las elecciones no ha habido tiempo para que el ambiente de descontento con lo aprobado madure políticamente».
Para una parte importante de la población catalana que quería conseguir mayores cotas de autogobierno para Catalunya, el proceso de elaboración y aprobación del Estatut ha supuesto un desencanto respeto a las esperanzas iniciales que muchos tenían. Una vez aprobado el texto, el gobierno resultante de las votaciones del 1 de noviembre será el encargado de ponerlo en marcha. «Esperamos que la voluntad de avanzar en la autonomía por parte de ERC, CiU y sectores del PSC se traduzca en un intento para lograr lo máximo que permite el Estatut», declara Otger Ametller; «aunque no tenemos muchas esperanzas en ello», reconoce este concejal.
Quién tampoco confía en un desarrollo de máximos del Estatut una vez se configure el nuevo ejecutivo catalán es el portavoz de Endavant: «La mayor parte de nuevas competencias han quedado pendientes de negociación, así que se tendrá que negociar todo con el Gobierno de Madrid, como ya ocurre desde 1979, y si tenemos en cuenta que el presidente será Mas o Montilla, la perspectiva no es demasiado alentadora». En este sentido, Otger Ametller recuerda que los presupuestos para el Estado han recibido el apoyo de CiU, a pesar que no cumplen con lo aprobado en el Estatut en términos de financiamiento.
Desde el ámbito sindical la percepción sobre los logros que se puedan conseguir después de las elecciones tampoco son demasiado optimistas.
Isabel Pallarès, la secretaria confederal de la Intersindical-CSC (que forma parte de la Plataforma de Sindicatos de Clase de las Naciones sin Estado, junto con LAB), explica que a los partidos que les han consultado sus propuestas para las elecciones les han respondido que «con el Estatut que se aprobó es inviable hacer ningún salto adelante en el tema social».
Así pues, ante a la campaña, la Intersindical pide al gobierno que salga «es que sea valiente para saltarse el marco estatutario aprobado; pero esto es inviable de hacer con las fuerzas que actualmente componen el Parlament de Catalunya. Así que, como mínimo, les pedimos que lleven el Estatut aprobado hasta las últimas consecuencias, aunque no hay medidas de financiamiento que permitan hacer políticas sociales».
El papel de ERC en campaña
A pesar de que la izquierda independentista no se presenta a las elecciones, los votantes tienen una opción que también se declara independentista: ERC. Pero para el movimiento independentista esta definición no se concreta en actuaciones reales, sobretodo tomando en cuenta la campaña actual. Para Vilalta, «ERC ha rebajado planteamientos. Si en las anteriores campañas la reivindicación independentista tenía como mínimo una presencia nominal, en esta ocasión se presentan solo como ‘catalanistas y de izquierdas’, la tarjeta de presentación del tripartito».
«ERC está demostrando una desorientación muy notable», añade Joan Sebastià Colomer. «Este partido tomó una decisión diferente al resto en el referédum del Estatut, y esto tendría que usarlo como caballo de batalla para su campaña diciendo que son la alternativa al modelo autonómico. Pero no lo hace porque su vocación es incorporarse a las instituciones, es decir, gestionar la Generalitat. Y esto significa aceptar el Estatut, y por lo tanto no puede hacer un discurso de confrontación». -
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