El escritor madrileño, autor de títulos como “Satán en Hollywood” o “Nosotros los vampiros”, ha colaborado con la Semana desde sus orígenes. Siempre que la ocasión lo ha permitido, ha aprovechado para presentar en Donostia sus últimos trabajos. En esta ocasión, le ha tocado el turno a “¿Qué debes saber para parecer un cinéfilo?” (Espasa).

«El libro ­explica­ contiene conocimientos básicos sobre cine expuestos mediante preguntas y respuestas. Hay algo de historia, de técnica, de géneros... es, en definitiva, un manual que he tratado de escribir en un tono ameno y divertido, dirigido a un público amplio».

Sin embargo, este manual incorpora novedades con respecto a publicaciones similares. La primera es que aborda aspectos que suelen quedar «olvidados o menospreciados», por ejemplo, «el cine malo, el cine psicotrónico, el cine basura, el cine erótico... es decir, lo más freak». La segunda novedad es que Palacios aporta su punto de vista personal en torno a algunos conceptos «que se dan por supuestos, pero en torno a los cuales creo que todavía se puede y se debe polemizar». Y es que el autor estima que «conviene relativizar ciertos juicios críticos que han terminado convirtiéndose en prejuicios».

Nótese que el título del libro se refiere a lo que se debe saber para parecer cinéfilo, no para serlo. Y es que Palacios no siente ninguna simpatía por los cinéfilos. «A mí, la palabra cinefilia me evoca una especie de enfermedad venérea o algún trastorno de personalidad. Para mí, la cinefilia, en lugar de ser un fruto placentero de la asociación entre el individuo y el cine, tiene algo de enfermizo, de reiterativo, de encierro en sí mismo. Los cinéfilos son esas personas que sólo ven cine, sólo hablan de cine y no ponen el cine en relación ni con su vida cotidiana ni con el resto de las disciplinas artísticas. Son ratones de filmoteca incapaces de emitir juicios interesantes sobre una película, porque su único punto de referencia son las 100.000 películas anteriores o posteriores que hizo o dejó de hacer tal o cual director».

Frente a la cinefilia, Palacios aboga por la cinefagia. «De hecho ­señala­ el título original del libro iba a ser ‘Cinefagia o qué debes saber para parecer un cinéfilo’».

¿Pero qué sentido le da Palacios al término? «Entiendo la cinefagia ­explica­ como comer de todo, cuando te apetezca y en las dosis que te apetezca. Que seas tú quien controle el material cinematográfico y que no sea éste el que demande de ti una forma concreta de verlo». Lo explica con un ejemplo: «Cuando a mí me apetece comer un bocata de calamares de la Plaza Mayor de Madrid, que es donde están los más grasientos y baratos, por mucho que me inviten a cenar al mejor restaurante francés, me quedaré insatisfecho, porque lo que quiero es ese bocata de calamares. Del mismo modo, cuando te apetece pegarte un gustazo en Arzak, lo tiene claro quien quiera que te conformes con el bocata. Con el cine pasa lo mismo. No existe esa estructura piramidal a la que nos han acostumbrado, en cuya cima, según y para quién, estarían John Ford, Visconti u Orson Welles, mientras que el último peldaño sería para Mario Bava o las películas de Santo el Enmascarado de Plata. Lo que existen son una serie de opciones en paralelo, de modo que, cuando quieres pasar un rato delirante con una peli de luchadores mexicanos, están de sobra ‘La diligencia’, ‘Ciudadano Cane’ o ‘Muerte en Venecia’. Y, al revés, si te apetece un Bergman, no tiene nada que hacer el amiguete que insiste en que tienes que ver un filme psicotrónico italiano».

En opinión de Palacios, la cinefilia es algo así como la adolescencia del espectador maduro. «Parecer un cinéfilo y evi- tar llegar a serlo es el paso que hay que dar en un momento de nuestra vida. Hay una época en la que, para llegar a parecer cinéfilo, vas a todas las sesiones posibles, ves todos los estrenos, incluso la sexta parte de ‘Ro- cky’, porque crees que tu condición de cinéfilo te exige estar a la última. Sin duda, estás enfermo. La curación llega cuando te das cuenta de que no tienes por qué ver todas las películas americanas standard de la cartelera, de la misma manera que no tienes por qué leerte todas las novelas. De hecho, nadie se lee todas las novelas, pero, en el cine, parece que sí, que tienes que ver todas las películas».

Palacios aboga porque el espectador sea «despierto, que vaya al cine no para adormecer sus sentidos, sino para cultivarlos». En ese sentido, estima que «el cinéfago es la peor pesadilla del cinéfilo, porque sabe tanto como él, pero, además, disfruta el cine, como el resto de las cosas de la vida, y lo disfruta elaborando sus propios menús, con conocimiento, pero sin prejuicios ni tópicos». -

Respuesta

Programa de hoy

Principal

17.00: Concurso de cortometrajes. Participan “Casa”, de M. Sánchez, “Cielo sin ángeles”, de Laura Alvea y José

> Francisco Ortuño, “For(r)est in the Des(s)ert”, de Luiso Berdejo, “Máquina”, de Gabe Ibáñez, “Monstruo”, de Zoe Berriatúa, “Perpetuum

Mobile”, de Enrique García y Raquel Ajofrín, “Sere ererit”, de Juan Antonio Espigares, “Víctor y la máquina”, de Carlos Talamanca”, y “Y que cumplas muchos más”, de David Alcalde. A

> continuación se proyectarán los largometrajes “Isolation” (2006), de Billy O’Brien, y “Cuando el destino nos

alcance” (1973), de Richard Fleischer.

Príncipe 2

17.30: “Scanners... su solo

> pensamiento podía matar” (1980), David Cronenberg.

19.45: “Grimm Love” (2006),

> Martin Weisz. Con subtítulos en euskara.

22.30: “Fast Company” (1979),

> David Cronenberg.