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Gara > Idatzia > Mundua 2006-11-02
Marciano BERRIOS | Dirigente del Frente Sandinista
«Lideramos un nuevo consenso para que Nicaragua vuelva a echar a andar»
Marciano Berrios reivindica para el Frente Sandinista su gloriosa historia de la insurrección victoriosa de 1979 y de los últimos lustros de luchas populares desde la oposición. En ese contexto, y en vísperas de las elecciones del domingo, explica los nuevos ejes del proyecto de consenso para el desarrollo que lidera la formación.

Alcalde de Ocotal, cabeza departamental de Nueva Segovia, Marciano Berrios ha estado recientemente en Euskal Herria y ofreció a GARA un diagnóstico de los comicios del próximo domingo en Nicaragua, en los que el Frente Sandinista, del que es dirigente, aparece como favorito pese a las deserciones sufridas por esta histórica formación.

­¿Vencerá finalmente el FSLN el 5 de noviembre?

Las encuestas no son más que encuestas y aunque es cierto que nos dan como ganadores, los resultados se verán el día de la votación. Lo importante es que el Frente encarna una alternativa, una opción de desarrollo propio, económico y político, para el país.

­Pero EEUU está nervioso.

Ciertamente llama la atención la preocupación que existe en Washington. Lo ven venir y están moviendo sus fichas tratando de disuadir a unos, entusiasmar a estos, obligar a otros... Nunca ha habido tantos pesos pesados de los aparatos de poder estadounidense en una campaña electoral como hasta ahora. Sólo falta Condoleezza Rice. El embajador Trivelli amenaza todos los días con que las remesas de los inmigrantes no llegarán si ganamos.

­¿Qué ha supuesto este paréntesis de 15 años desde la histórica derrota sandinista?

Paradójicamente se presenta una situación contradictoria. Se supone que la paz presenta condiciones para el desarrollo de un país, pero ha habido un proceso de involución grave. Cuando llegamos al poder, en 1979, tardamos seis meses en reducir del 60% al 12% el analfabetismo. Logramos desterrar enfermedades como la poliomelitis. En estos últimos quince años todos esos problemas han vuelto. Hoy hay millón y medio de niños y adolescentes que no han entrado a un aula.

­Y la pobreza es insultante.

Ciertamente los sandinistas no logramos concretar muchas de las mejoras sociales proyectadas por el bloqueo total y la guerra que sufrimos. Pero lo que ocurre es que en las nuevas condiciones tras la llegada de la paz, y con el Frente fuera del poder, Nicaragua ha sufrido un claro retroceso. Hace 150 años por cada rico había seis pobres. Ahora, por cada rico, hay setenta pobres. El acceso a la sanidad es inexistente. Puede haber un servicio de atención médica, pero no hay medicinas. La emigración, en condiciones de paz, presenta unos índices galopantes. Ultimamente cada vez son más los que suspiran por huir a cualquier lugar de Europa.

­¿Qué propone el Frente?

Enfrentar esta situación estructural desde dos frentes. Por un lado, una alternativa de desarrollo que dé posibilidades a los sectores más vulnerables, como los pequeños productores agropecuarios, los artesanos, la industria y el comercio. Y por otro, generar proyectos de ámbito más macroeconómico y a más largo plazo.

­Como, por ejemplo...

El proyecto de irrigación de la llanura de la Costa del Pacífico, para hacer cultivables tierras abandonadas precisamente, y valga la redundancia, por el abandono al que el Gobierno ha sometido a los productores. Y el Canal Interoceánico, como alternativa al ya colmado Canal de Panamá.

­¿En qué consite este plan?

Aprovechar el río San Juan y el Gran Lago para, a través de la tecnología de esclusas, poder abrir el canal en una franja de tierra de 20 kilómetros. Por supuesto que se precisaría de soporte tecnológico y alianzas con gobiernos latinoamericanos e incluso europeos. Eso contribuiría a darle al país un arranque a medio y largo plazo.

­¿Y mientras tanto, en el urgente corto plazo?

Acciones paliativas que de manera urgente podrían solventar algunos problemas graves, como la creación del Banco de Fomento Campesino, que permita habilitar a los productores más abandonados. O el proyecto de alfabetización general, que estamos ya impulsando desde la oposición con el programa «Yo sí puedo» y que cubre ya a 81 de los 153 municipios del país, no sólo a los gobernados por el FSLN, porque el analfabetismo y la pobreza no entiende de siglas.

­¿Cuál es la propuesta política del Frente Sandinista?

Somos conscientes de que existe una base popular, los sectores más amplios de la población, abandonada, sin alternativas, luchando por la vida por su cuenta, emigrando o engrosando el mercado laboral informal. Y esa base incluye tanto a los sandinistas como a la mayor parte del electorado de la derecha, del PLC o del ANC, sin olvidar a la resistencia nicaragüense.

­¿Resistencia nicaragüense?

Es lo que se conoció como la Contra. Ellos rehusaron siempre ese término y nosotros se lo concedimos porque nos interesa avanzar seriamente en una alianza estratégica. No son aliados tácticos en una alianza electoral, son estratégicos porque al fin y al cabo estamos padeciendo lo mismo.

­¿Cómo articulan esa alianza?

En foros o asambleas, preferentemente en las cabeceras departamentales y en los municipios más importantes. Bajo el eslogan «Unida, Nicaragua triunfa», convocamos a líderes y personas con carisma y a representantes de sectores económicos, sociales y políticos, incluso los ajenos al Frente. Buscamos una unidad en torno a un gobierno de concertación que abra las puertas a una situación políticamente estable.

­¿Y han cosechado éxitos?

Dos ex comandantes de la Contra y líderes de la Costa Atlántica participaron en uno de los foros y han mostrado su apoyo al Frente. La Costa Atlántica ha sido siempre un reto. Es un sector un tanto atrasado, en parte colonizado por los ingleses y con pueblos y etnias que siempre se resistieron a la colonización española. Tradicionalmente ha votado contra el Frente.

­Es una estrategia novedosa.

Sí lo es en condiciones preelectorales pero, francamente, el fenómeno y la estrategia no son nuevos. Basta con repasar la historia del sandinismo. En los setenta, el Frente desarrolla una estrategia de alianza con los sectores económicos, el famoso Grupo de los Doce. El triunfo de 1979 tuvo que ver con la identificación de amplios sectores alrededor de un objetivo, acabar con la dictadura.

­¿Qué otras novedades presenta el Frente en esta coyuntura?

El reencuentro con el clero religioso. A través de los lazos biográficos entre Daniel (Ortega) y el cardenal Obando se ha dado un reencuentro, facilitado a su vez por distintos sectores del clero. Hay que recordar que la jerarquía católica ha sido tradicionalmente muy agresiva con los sandinistas. Hemos logrado que la Conferencia Episcopal no nos ataque por sistema. Y conviene destacar que Nicaragua es históricamente religiosa en un sentido primario. Eso sí, nuestro interés no es la jerarquía, sino la base.

­¿Son conscientes de que estas novedades les reportan críticas? ¿Tienen éstas algo que ver con las disensiones recientes en el sandinismo?

En todos los partidos, especialmente en los revolucionarios, habrá quienes optan por irse. Como decía el general Sandino, «los tímidos, los vacilantes, por el carácter que toma la lucha, nos abandonan; sólo los obreros y campesinos llegarán hasta el fin». Así ha ocurrido desde que existe el Frente.

­Pero tienen una dura oposición por parte del Movimiento de Renovación Sandinista...

Muchos que están ahí a lo mejor piensan que entendiéndose con tal o cual fuerza, o digamos con EEUU, nos van a dejar en paz. Está demostrado que eso no es así. No hay más que ver la situación en Honduras y en otros países aliados de EEUU.

­Antiguos dirigentes sandinistas encuadrados en el MRS les acusan de haber traicionado los ideales del Frente.

Somos nosotros los que desde la década de los noventa hemos estado en la lucha, por los servicios básicos, por el empleo, en la batalla contra Unión Fenosa por los cortes de la energía eléctrica, en la oposición al Tratado de Libre Comercio. Somos el único partido que ha estado ahí, junto con las distintas organizaciones sociales.

­Les acusan por el pacto con el ex presidente Alemán.

Es un tema que está siendo torticeramente utilizado. Hubo un acuerdo, sí, pero para garantizar al Frente unas mínimas posibilidades en la lucha política y electoral. El acuerdo con el PLC fue en torno a las estructuras de poder. El Frente no copó puestos en estos organismos, Lo que logramos fue presencia, por ejemplo en el Consejo Supremo Electoral, para poder de alguna manera fiscalizar su labor. Sin esos mínimos, para qué presentarnos a las elecciones... ¿Para perder siempre, como cuando bajo Somoza?

­La figura de Daniel Ortega, que ha perdido tres elecciones, es especialmente criticada desde esos sectores.

Es el Frente el que las perdió. Daniel es el que a través de los procesos de elección internos presenta la propuesta para el Frente que tiene el vínculo histórico con el FSLN. Otros podrían haber hecho lo mismo. El liderazgo no se gana sólo con la imagen sino con planteamientos. Y la opción de Daniel ha sido avalada con los votos. Con todos los respetos, ellos han ido por otros derroteros.

­¿Y las bases del Frente?

Hay un esfuerzo de concertación con sectores ajenos pero también hay un reencuentro con la base. Además de un enriquecimiento con nuevos cuadros, sin olvidar a personalidades históricas como Tomás Borge, el único fundador histórico del Frente que está vivo.

­¿Qué repercusiones tendrán los comicios nicaragüenses en el contexto latinoamericano?

Evidentemente, una victoria del sandinismo profundizaría en el despertar que vive actualmente Latinoamérica, con la alternativa bolivariana que lidera Chávez en Venezuela y que se combina con el perfil y los logros de la revolución cubana. La inserción de Nicaragua en este nuevo escenario sería muy importante. En el ámbito general, esperamos un resurgimiento de la cooperación externa, pero en términos de intercambio, no de asistencialismo. -


 
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