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Gara > Idatzia > Mundua 2006-11-02
Victoria clara pero no suficiente de CiU y fuerte retroceso del PSC
·Mas reclama el derecho a formar gobierno y Montilla insiste en la viabilidad del tripartito

La abstención ­que alcanzó el 43,23%­ fue uno de los datos relevantes de las elecciones al Parlament que, por lo demás, no arrojaron una situación clara sobre quién gobernará Catalunya. CiU ganó con 48 escaños y sacó cuatro puntos y 140.000 votos al PSC, la fuerza más castigada que, sin embargo, insistió en reeditar un tripartito con ERC y ICV.

BARCELONA

El resultado de las elecciones catalanas de ayer permite que el tripartito (PSC, ERC e ICV-EUiA) revalide su mayoría pese a perder en conjunto cuatro escaños y a que aritméticamente queden abiertas otras combinaciones, como un pacto PSC-CiU (la ya conocida como «sociovergencia») o un frente nacionalista entre CiU y ERC.

Tal como apuntaban las encuestas, ninguna formación ha obtenido mayoría absoluta en Catalunya, pero un detalle no detectado por los sondeos se ha introducido en el escenario político catalán: la irrupción de Ciutadans, un partido que aún no ha cumplido su primer año de existencia y que logra 3 escaños. Esta formación es considerada «antinacionalista» en Madrid y «nacionalista española» en Catalunya. De hecho, durante la campaña los medios españoles le han ofrecido más espacio que los catalanes, lo que llevaba a algunos analistas de la derecha española a ensalzar la «victoria» de la formación «pese al boicot».

CiU ha ganado esta vez no sólo por diputados ­48, dos más que en 2003­, sino también por votos, por lo que los miembros del PSC no podrán argüir en esta ocasión que su partido ha ganado al menos por sufragios, tal como insistió Pasqual Maragall durante toda la anterior legislatura. El PSC obtuvo 3.000 votos más que CiU hace tres años.

El fracaso de Montilla

El PSC no ha podido arrastrar el voto de origen emigrante del cinturón barcelonés que los socialdemócratas acostumbran a tener en las elecciones generales y que luego no votan las autonómicas. Los del PSC han perdido 5 escaños y 3,5 puntos respecto al resultado que obtuvo Pasqual Maragall, y dejan lejos el listón del millón de votos de 2003, ya que han alcanzado un total de 785.000 votos. Maragall logró cerca de 250.000 votos más que Montilla.

CiU gana también en votos, pero ha obtenido unos 100.000 votos menos que hace tres años. En porcentajes asciende levemente: un 0,56%, gracias a la gran tasa de abstención.

La aritmética permite una coalición entre las dos grandes formaciones (CiU y PSC), que sumarían un total de 85 escaños, aunque otra combinación posible sería una mayoría de CiU y ERC, que en conjunto totalizan 69 escaños, uno más de la mayoría absoluta, en una cámara de 135 diputados.

Pero el tripartito sigue sumando una clara mayoría y, tras una inestable legislatura, que ha acabado un año antes de tiempo, sólo ha perdido cuatro escaños. Suma 70 diputados frente a los 74 de 2003. PSC pierde 5 diputados, ERC baja 2 pero ICV-EUiA sube 3.

La gran novedad de la velada electoral fue la entrada en la escena parlamentaria de Ciutadans-Partit de la Ciutadania (C’s), que obtiene 3 escaños, una formación que nació como protesta al debate identitario que se suscitó en Catalunya a raíz del proceso de reforma estatutaria. C’s, apoyado por artistas e intelectuales como Albert Boadella, Arcadi Espada o Francesc de Carreras, ha realizado una atípica campaña electoral, que llegó a presentar a su candidato, Albert Rivera, prácticamente desnudo.

Ciutadans, partido que se autodefine de «liberal progresista» y que tiene como una de sus señas la crítica al establishment político tradicional y la «defensa del castellano», o ataque contra el idioma catalán, en Catalunya, puede haber captado sufragios del PSC, pero también del PPC de Josep Piqué, formación esta última que con 14 diputados ha perdido un escaño respecto al 2003. Piqué ha perdido 90.000 votos y no ha logrado su objetivo de ser decisivo a la hora de un hipotético gobierno de la mano de CiU.

ICV-EUiA fue unas de las formaciones catalanas claramente vencedoras de la noche, puesto que ha pasado de 9 a 12 escaños. La coalición que lidera Joan Saura obtiene cerca de dos puntos y cerca de 35.000 votos más que en 2003.



A pactar, tras la campaña más larga
Txente REKONDO | GABINETE VASCO DE ANALISIS INTERNACIONAL (GAIN)

La campaña electoral ha sido una de las más largas de la historia del Principat, ya que desde que el president saliente, Maragall, anunció que las elecciones se celebrarían antes de finalizar el año, las maquinarias de los partidos se pusieron en marcha. Además, con el proceso en torno al nuevo Estatut, vemos que la comunidad autónoma ha estado inmersa en un claro y continuo periodo electoral desde hace muchos meses.

El Govern resultante no tendrá que soportar el lastre que supuso impulsar el nuevo Estatut y sí podrá contar con la potencialidad que otorga el poder desarrollarlo. La centralidad postelectoral recae en los pactos, que volverán a marcar la agenda de los partidos. Y aquí es donde encontramos una de las más tristes paradojas del actual sistema político, ya que el electorado que ha tomado parte en este proceso electoral no sabe qué harán los políticos con sus votos. Desde hace tiempo los partidos del status quo se aproximan a la definición de «partidos sin militantes», donde las organizaciones políticas son en realidad una maquinaria electoral y de marketing, y donde los gestores y cuadros diseñan y desarrollan sus estrategias conscientes de que el apoyo popular se ciñe exclusivamente a las citas electorales. Esta caracterización se ha mostrado con toda claridad en esta campaña electoral.

Ha llegado la hora de pactar. Para algunos, los actuales pactos pueden estar en el aire, pero de lo que nadie duda es de que el futuro parlamentario del Principat volverá a pasar por algún tipo de alianza, más allá de lo que los líderes políticos han manifestado durante la campaña.

La alta abstención es fruto de una sociedad sometida a esa campaña tan larga y que muestra su cansancio ante las estrategias partidistas. El bipartidismo, tan impulsado desde algunos medios estatales, ha fracasado y el multipartidismo se muestra como una importante realidad en el Principat. La llave probablemente vuelva a estar en manos de ERC, a no ser que la sociovergencia termine transformándose en una «PSOEvergencia» impulsada desde Madrid, lo que significaría la muerte política del PSC.

CiU ha ganado en votos y en escaños, pero queda lejos de los resultados que le podrían permitir condicionar y liderar el próximo Govern. El tripartito tiene ante sí la posibilidad de reeditar esa fórmula, aunque de hacerlo sería bajo nuevas coordenadas. ICV ha logrado sus mejores resultados, recogiendo algunos votos descontentos con las maniobras, dirigidas desde Madrid, en el PSC. El PP continuará marginado de cualquier ámbito de gobierno en el Principat, y la irrupción parlamentaria de Ciutadans se debe en buena medida a la alta abstención.


 
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