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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-11-02
Fco. Javier Meabe - Secretariado Social Justicia y Paz
�Qu� es lo que est� pasando?

Es la pregunta que todos nos hacemos. No puede extra�arnos. Se nos dijo ya desde el primer momento de su puesta en marcha, que el proceso de pacificaci�n ser�a largo, oscuro y dif�cil. Y as� es. En este momento, pasados ya siete meses desde el anuncio hecho por ETA y cinco desde que el presidente del Gobierno comunic� su voluntad de negociar, nos planteamos una cuesti�n fundamental �existe una voluntad sincera de recorrer el camino de la pacificaci�n?

Como pod�amos imaginarnos, las imputaciones mutuas vienen de uno y otro lado. Se habla tambi�n de pactos y acuerdos incumplidos. El Gobierno �no mueve ficha� y no da pasos hacia adelante en la l�nea en que deber�a haberlo hecho, especialmente en relaci�n con la pol�tica carcelaria a seguir con los presos de ETA. Siguen d�ndose acciones policiales y reactiv�ndose procesos judiciales que parec�an olvidados contra presuntos miembros o cercanos a ETA. Este hecho es interpretado como una dificultad objetiva y a�adida para con el proceso de paz. Por el contrario se dice que la mesa de partidos no se pone en marcha por culpa de Batasuna. La kale borroka sigue haci�ndose presente en contra de lo que deber�a ser condici�n necesaria para negociar. Batasuna no da los pasos necesarios para su legitimaci�n, requisito previo para su incorporaci�n a la mesa, que sin su presencia no podr�a ser eficaz. Finalmente, hace unos d�as, se llevaba a cabo el robo de 350 pistolas, presumiblemente por ETA en las cercan�as de Nimes.

Es cierto que ETA hab�a reiterado que actuar�a en funci�n de la propia interpretaci�n sobre el desarrollo del proceso, pero no es menos cierta tambi�n la afirmaci�n de la misma organizaci�n armada de que deb�an ser los ciudadanos vascos los que libre y democr�ticamente habr�an de decidir el nuevo marco jur�dico-pol�tico que creye- sen conveniente.

Todo esto sucede muy poco antes de que el Parlamento Europeo tomara posici�n por el apoyo a favor del proceso de pacificaci�n. Batasuna muestra su irritaci�n, porque sin afirmar ni negar la implicaci�n de ETA en la acci�n de Nimes se plantee de parte del Gobierno de Zapatero la posibilidad de tomar decisiones que puedan tener �serias consecuencias�, se supone que en la marcha del proceso de pacificaci�n. Sin que se pueda dejar de lado la satisfacci�n de una parte importante de la oposici�n pol�tica al PSOE por el fracaso que supondr�a la aceptaci�n misma de la v�a de la negociaci�n.

Es posible que todos estos hechos sean algunas de las causas que predec�an que el camino del proceso ser�a largo, oscuro y dif�cil. Si ello fuese as�, habr�a que decir que, a pesar de la dificultad de integrar todos estos hechos en el proceso de pacificaci�n iniciado, la voluntad de seguir adelante es firme en quienes han estado implicados en �l hasta ahora, que ser�a lo que la mayor parte de la poblaci�n vasca y tambi�n del Estado espa�ol querr�a en estos momentos. Desde este punto de vista es necesario que los pol�ticos sean conscientes de que su misi�n ha de ser la de realizar lo que quiere la gran mayor�a del pueblo, que no es otra cosa que el logro de la paz. Ese ha de ser el objetivo a lograr, dejando de lado otros intereses partidistas propios que obstaculicen e impidan alcanzarla. La incertidumbre o desorientaci�n que en estos momentos parece existir no debe convertirse en una irreparable �frustraci�n�.

No son vac�as estas palabras, aunque se repitan una y otra vez. La racionalidad pol�tica que ha de conducir a la consecuci�n del objetivo de la paz ha de prevalecer sobre la supuesta racionalidad de una estrategia de enfrentamiento de poderes y la conquista de �stos a cualquier precio, sin ignorar la posibilidad o el riesgo de una ruptura que hiciera imposible la confianza y la lealtad necesaria para negociar la paz. La victoria del m�s �poderoso� en la estrategia de enfrentamiento no podr�a menos de provocar el sentimiento de una �sumisi�n impuesta� que favorecer�a muy poco al desarrollo de una posterior convivencia pacificada. Es la inmensa mayor�a de este pueblo la que exige el cese de la violencia en todas sus formas, el cese de la tutela antidemocr�tica de cualquier �ndole, as� como la renuncia a posturas cerradas y condiciones inamovibles. En este camino, no faltar� nuestro inquebrantable apoyo, por peque�o que sea. -


 
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