Sergio FERRARI ("Alai-amlatina")
Votación entre los fantasmas de ayer
A pocas horas de la contienda electoral del próximo domingo en Nicaragua, la última palabra no está dicha, a pesar de que el candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Daniel Ortega, lleva la delantera en las encuestas. Tres factores jugarán un peso decisivo en las urnas: los indecisos; el «güegüense» o las incertidumbres de las encuestas y el impacto de la ofensiva final de la Embajada estadounidense en Managua.
MANAGUA
Cinco candidatos se disputan la Presidencia y varias centenas aspiran a llegar a la Asamblea Nacional, legislativo unicameral.
De los presidenciables, Daniel Ortega por el FSLN y Edmundo Jarquín, del escindido Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), intentan atraer el electorado que en los 80 conformó el otrora unido y poderoso movimiento sandinista.
Otros dos candidatos, José Rizo y Eduardo Montealegre, quieren captar los votos de la derecha, autodefiniéndose como «liberales» y recuperando las banderas neoliberales del ex presidente Arnoldo Alemán y del actual, Enrique Bolaños.
Muy por detrás, sin ninguna presencia significativa en el electorado, Edén Pastora, el Comandante Cero de los 70, reconvertido a la contrarrevolución una vez el sandinismo llegara al poder y actualmente sin prestigio político alguno.
Dos de las últimas encuestas dadas a conocer atribuían a Ortega porcentajes oscilantes entre el 33% y el 35% de los votos. Su más inmediato seguidor, Eduardo Montealegre, de la Alianza Liberal Nicaragüense, recibiría en torno al 20%. José Rizo, de la otra agrupación de derecha, se alzaría con entre el 14% y el 16 % de los votos y Edmundo Jarquín, de la renovación sandinista, obtendría entre el 10% y el 14%. Los indecisos oscilaban en torno al 20%, cifra capaz de modificar cualquier cálculo previo haciendo mover la balanza para uno u otro. Todo es relativo, sin embargo, en un país donde las encuestas sufren, históricamente, el síndrome del «güegüense», personaje mítico de la historia colonial que para protegerse frente al conquistador decía una cosa pero hacía otra.
Dura pugna en el espectro sandinista
S. FERRARI (“Alai-amlatina”)MANAGUA En el espectro sandinista, la confrontación entre ambos sectores se ha convertido en uno de los ejes de campaña. Mientras la «renovación» denuncia el pacto de gobernabilidad de fines de los 90 entre Ortega y Alemán hoy condenado a prisión por corrupción y promete la «moralización de la política», el FSLN refuerza su retórica contra el neoliberalismo y acusa a sus ex correligionarios de revisionismo. «El pueblo va a enterrar al capitalismo salvaje» que obligó en los últimos 16 años a emigrar del país a más de 800.000 nicaragüenses y condena a la pobreza a un 80% de la población, expresó Ortega en uno de sus últimos discursos de campaña. El FSLN, que cuenta con el apoyo explícito de Venezuela y su petróleo y Cuba, se ha reacomodado drásticamente en la escena nacional. Lleva como candidato a la vicepresidencia un antiguo jefe contra e hizo la paz con la jerarquía católica, obteniendo el apoyo tácito del cardenal Obando y Bravo, otrora principal enemigo de los sandinistas. La «readaptación» de su discurso, condenando por ejemplo el aborto terapéutico, explica este reacomodo del FSLN para reconquistar el gobierno.
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