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Gara > Idatzia > Mundua 2006-11-14
Blair quiere ahora atraer a Siria e Irán y EEUU dice que eso «no ha funcionado»
Tiempo de mudanzas en la cúpula de las potencias que invadieron y ocupan Irak. Quizá por eso las voces de sus gobernantes desafinaban ayer mucho más que de costumbre. Mientras Blair abogada por involucrar a Siria e Irán en la búsqueda de la estabilidad en Irak, fuentes del Gobierno de EEUU decían rechazar esa vía.

LONDRES-WASHINGTON

El primer ministro británico, Tony Blair, pidió anoche que se involucre a Irán y Siria, considerados oficialmente por Washington como parte del «eje del mal», en la búsqueda de la estabilidad para Irak y el conjunto de Oriente Medio. En una intervención sobre política exterior en Mansion House, residencia del alcalde de la City (centro financiero) de Londres, el laborista propuso que se «advierta» al mismo tiempo a ambos países de las consecuencias que tendrá su negativa a participar en un esfuerzo conjunto para superar el sangriento atolladero iraquí. Suena a chantaje.

Blair insistió asimismo, en palabras claramente dirigidas a Washington, en que no habrá paz en la región si no se resuelve el conflicto palestino, que demuestra a todo el mundo árabe el doble rasero occidental a la hora de medir las acciones y violaciones del Estado israelí.

Entretanto, en Washington, Bush y su equipo se reunían con el Grupo bipartidista de Estudio sobre Irak, que tiene previsto publicar a final de año su informe con recomendaciones sobre la actuación a desarrollar en el país árabe ocupado. De las reuniones de ayer no trascendió gran cosa, aunque las especulaciones indican que los asesores aconsejarán lo que ayer prononía Blair: tratar de involucrar a los vecinos de Irak.

Sin embargo, según recogió “La Jornada”, el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, rechazó ayer el diálogo directo con Irán en torno a Irak ya que ese camino «no ha funcionado. Hubo un momento en que se planteó esta vía de comunicación, pero no funcionó por varias razones». ¿Desconocía Blair este dato?

El presidente de EEUU, George W. Bush, señaló que las decisiones que se tomen sobre el Ejército norteamericano desplegado en Irak dependerán siempre de las condiciones en el terreno, como el líder republicano había mantenido hasta el momento como centro de su política en el país árabe. No cabía esperar que el de Texas cambiara bruscamente ayer su discurso sobre Irak, pero todos los observadores aseguran que va a haber cambios importantes y que algunos ya están en marcha.

Bush explicó que no tiene intención de emitir ninguna opinión sobre el informe del Grupo de Estudio sobre Irak hasta que el mismo esté completamente concretado y se presente ante el Congreso el próximo mes de diciembre.

Baker, en primera fila

El grupo está dirigido por el ex secretario de Estado James A. Baker III y por el ex representante demócrata por Indiana Lee Hamilton.

Durante la reunión ambas partes intercambiaron pareceres sobre el tema, si bien la Casa Blanca a través de su portavoz, Tony Snow, señaló que no se había tratado realmente de una presentación del texto al presidente, no siendo una presentación de alternativas sino básicamente una valoración de la situación actual en el terreno.

El Grupo de Estudio mantuvo durante todo el día conversaciones con el equipo de Bush en la Casa Blanca, principalmente con el vicepresidente, Dick Cheney; el asesor para seguridad nacional, Stephen Hadley; el ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; la secretaria de Estado, Condoleezza Rice; el director del servicio Nacional de Inteligencia, John Negroponte; el director de la CIA, Michael Hayden; con el embajador Zalmay Jalizad y con el comandante en jefe en Irak, el general George Casey.

Baker, ex secretario de Estado y hombre de confianza de los Bush y del Partido Republicano, está acostumbrado a tratar temas muy delicados. No pudo con la actitud marroquí ante la solución de la ONU para el conflicto de Sahara y dejó el cargo. En relación a la invasión de Irak, ya en agosto de 2002 rechazó la idea de emprenderla sin apoyo de «la comunidad internacional», pero Bush optó por escuchar a los neocons.



Crece la presión para retirar las tropas británicas

LONDRES

La intervención de anoche de Blair tiene un fuerte componente de política interior al producirse un día después de que cuatro soldados británicos resultaran muertos y tres malheridos al estallar un artefacto explosivo cuando viajaban en una patrullera por el Chat el Arab ­el río formado por la confluencia del Eufrates y el Tigris­, fronterizo con Irán.

La noticia de esas muertes, que elevaba provisionalmente el total de muertos británicos reconocidos en ese país a 125, no puede sino intensificar las presiones para que se fije un calendario de retirada de las tropas británicas de Irak, a lo que Blair se ha opuesto hasta ahora por considerarlo contraproducente.

Un grupo de diputados de distintos partidos, dirigido por los nacionalistas escoceses y apoyado por el ex titular conservador del Tesoro Kenneth Clarke, ha presentado una enmienda al programa del Gobierno para la nueva legislatura que leerá la Reina en el llamado discurso de la Corona, el próximo viernes. «Los responsables de este sangriento atolladero están obligados a decirnos cómo se proponen sacar a nuestros soldados de este cenagal», declaró el domingo en tono desafiante uno de los proponentes de la enmienda, el líder del Partido Nacionalista Escocés Alex Salmond.

La oposición liberal demócrata y algunos diputados laboristas están indignados por el hecho de que Blair se disponga a testificar hoy ante el Grupo de Estudio sobre Irak creado en Washington cuando ha bloqueado hasta ahora una investigación sobre ese conflicto en su propio Parlamento. Lo hará por videoconferencia.

Al Gobierno de Al Maliki le sobran diez ministros

El primer ministro iraquí Nuri al-Maliki se propone remodelar su Gobierno «para sacarlo de la parálisis», de la que hace responsables a los ministros sunitas.

El diputado Abbas Al-Bayati, miembro de la Alianza Unificada Iraquí ­el bloque chií conservador de Nuri Al Maliki­, declaró que «diez ministros» deberían ser sustituidos. Entretanto, las agencias internacionales de información daban cuenta de la muerte de 26 iraquíes en diversos ataques y del hallazgo de 46 cadáveres acribillados a balazos y con señales de haber sido torturados antes de morir. Además, el Ejército de Estados Unidos reconoció que cuatro de sus soldados han muerto en el país ocupado entre el domingo y ayer, lo que eleva la cifra de bajas reconocidas a 2.848 militares. -


 
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