XII conferencia de las partes sobre cambio climatico
Kofi Annan avisa de que el cambio climático «no es ciencia ficción»
Los ministros de casi dos centenares de países llegan estos días a Nairobi para rubricar, o no, los acuerdos alcanzados en esta nueva cumbre sobre el clima que ha estudiado qué hacer después de que Kioto expire, a partir de 2012. Habrá consenso en seguir tomando medidas, pero sin plazos ni en qué medida reducir los gases contaminantes. Quizá por ello, ayer, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se mostró muy crítico con los más contaminadores.
NAIROBI
Deshielos de glaciares, aumento del nivel de los mares que ponen en riesgo a las pequeñas islas, sequías, inundaciones, daños irreversibles a los ecosistemas, pérdidas económicas billonarias... con estas perspectivas arrancó ayer en la capital keniana la fase decisiva de la duodécima Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP12). Después de varios días de discusiones y paneles, llega el esperado encuentro ministerial, en el que ministros de los 189 países firmantes de la Convención sobre Cambio Climático discutirán las estrategias para lograr el objetivo de asegurar futuros compromisos para enfrentarse al cambio climático. Es decir, intentarán negociar las bases de un acuerdo posterior al Protocolo de Kioto, cuyas medidas obligatorias de reducción de emisiones sólo cubren hasta 2012-Hay muchas dudas acerca de que de aquí a mañana se logre algún tipo de consenso que convenza, sobre todo, a los más preocupados por poner freno al actual calentamiento global acelerado del planeta. Incluso hay quien, optimista, ha visto en el giro político en EEUU una posibilidad al cambio en la cerrazón del presidente George Bush a ceder en su negativa a firmar Kioto. Pero el optimismo en este tipo de cumbres no suele acompañar a las élites gobernantes, más preocupadas en consensuar que en avanzar. Quizá ése sea el motivo por el que organizaciones ecologistas presentes en Nairobi se apresuraron ayer a solicitar a los ministros participantes que envíen una clara señal al mundo de que la lucha contra el calentamiento global no va a perder impulso. Y es que «los gobiernos se han embarcado en un viaje sin aclarar cuál es el destino final», reconoció Andy Atkins, de la organización Tearfund, una de las más críticas con los borradores de acuerdo que se fueron cerrando en la noche del martes. «Las conclusiones del texto contienen los mínimos para avanzar. Hay buenas señales a los mercados de carbono de que el proceso va a seguir adelante, pero desafortunadamente no hay ningún calendario propuesto, por lo que no sabemos si finalmente habrá un vacío entre Kioto y el futuro tratado», explicó por su parte Jennifer Morgan, de la organización E3G, con lo que se observa la propia disparidad de valoraciones entre las ONG. Así las cosas, puede que el consenso se imponga, una vez más, este viernes, pero como parece quedar claro, el acuerdo que se alcance no hablará ni de plazos ni de objetivos finales en la reducción de emisiones. Quizá esa falta de firmeza de los gobiernos a la hora de abordar el problema llevó ayer al secretario general de la ONU, Kofi Annan, a mostrarse especialmente duro con esos mismos gobernantes, a los que acusó de una «aterradora falta de liderazgo» en la lucha internacional contra el cambio climático acelerado. El fue el encargado, ayer, de abrir este sprint final por llegar a un acuerdo y no obvió advertencias ni tirones de orejas. «El Protocolo de Kioto es un paso, pero demasiado pequeño», dejó claro Annan. «La principal responsabilidad de actuar reside en los estados individuales, especialmente en aquellos que más responsabilidad tienen en la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Deben hacer mucho más para reducir sus emisiones«, les dijo directamente a los países más industrializados y contaminantes. El máximo responsable de la ONU fue muy claro en su alocución, al advertir de que «esto no es ciencia ficción. Son posibles escenarios basados en modelos científicos. Si los escépticos continúan negando el cambio climático se debería juzgarles por lo que son: fuera de contexto, fuera de su tiempo y carentes de argumentos». Incluso en un tono casi apocalíptico, fue más allá y amenazó: «La evidencia científica es hoy más completa y más alarmante, pues sugiere que nos estamos acercando a un punto de no retorno». E insistió: «Que nadie diga que no podíamos actuar. Sabemos que es más barato reducir emisiones ahora que afrontar las consecuencias más tarde. Sabemos que una economía basada en altas emisiones es un experimento incontrolado sobre el clima global». Lo que es evidente, más allá de esas predicciones, es que son los gobiernos de casi doscientos países los que ahora tienen la palabra. «La cuestión no es si el cambio climático está ocurriendo, sino si nosotros somos capaces de poder cambiar lo suficientemente rápido», sentenció Annan.
Acuerdo en cuánto reducir, pero sin plazos ni medidas
NAIROBI Aunque los negociadores no han conseguido fijar un calendario para conseguirlo, en lo que parece haber acuerdo es en que para frenar el calentamiento global requerirá reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 50% en el año 2050, y que esa reducción debería ser de entre el 60 y el 80% en los países industrializados. El comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, aseguró ayer que algunos de los asuntos en los que más se ha avanzado son «prioritarios» para la UE. Se mostró convencido de que el plan de trabajo que se está diseñando en Nairobi asegurará resultados los próximos años y estimó que en mayo de 2007 se podrían comenzar a definir los compromisos posteriores al Protocolo de Kioto. Sin embargo, admitió que serán necesarias acciones futuras «más contundentes». Las organizaciones ecologistas presentes en la conferencia han criticado que los países más industrializados no asuman compromisos más ambiciosos y fijen un calendario de actuaciones.
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