«Me dicen que Euskal Herria es el país de las maravillas»
La asociación Chernobil, surgida en 1996 como respuesta a la llamada internacional de solidaridad con los menores afectados por la explosión en la central nuclear del mismo nombre, busca familias para acoger, el próximo verano, a 145 niñas y niños de pueblos próximos a la zona de exclusión afectada por la radiactividad y que luego regresan a su entorno.
BILBO Artur, Diana, Roman quien pronuncia la frase del titular, por boca de un amigo Anna, Oleksandr, Bogdan e Inna. Son niñas y niños ucranianos, de entre 6 y 11 años, que aspiran a pasar los meses de julio y agosto en Euskal Herria, si encuentran familias dispuestas a acogerles.Forman parte de un contingente de un total de 145, para los que la asociación Chernobil busca familias de acogida. Todos proceden de Ivankiv, Irpen y los pueblos del entorno, en la zona 3, colindante con la zona 4, un área de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central. Los menores que se incluyen en el programa de la asociación conforman familias sin recursos económicos. En el caso de los siete citados, los problemas de desestructuración son, quizá, mayores, pero todos, en general, sufren el síndrome que identifica numerosos desórdenes y trastornos de salud, originados por la radioactividad, aunque sin una enfermedad claramente manifestada. No necesitan tratamiento médico específico. Al permanecer dos meses en Euskal Herria, respiran aire sin radio nucleidos e ingieren los nutrientes de la alimentación habitual aquí. Se busca que las familias repitan acogida hasta que los menores cumplan 16 años, al objeto de proporcionar «el mejor estado de salud posible para que puedan desarrollar su futuro en su país, junto a sus familias». De los 315 crías y críos acogidos el pasado año, 155 llegaron por primera vez. El resto, en un 87%, repitieron familia de acogida y del 13% restante, buena parte fueron menores ucranianos que completaron el programa por cumplir 16 años. Enrique Angulo y Marian Izagirre detallaron el trabajo que realizan voluntarios de la asociación y subrayaron «la independencia y transparencia» a la hora de seleccionar los críos y crías. Destacaron el enriquecimiento «humano» que supone acogerles y cifraron en 150 euros de gasto directo y 400 euros, que proceden del compromiso para vender en rifas y lotería, el gasto que supone la acogida. Hay una reunión informativa para interesados el 18 de noviembre, a las 17.00 en la bilbaina sede de Volunta, en la calle Ronda. También habrá reuniones en Donostia y Gasteiz. Ellos ayudaron contra otra lacra
La ayuda a los críos y crías afectados por la explosión en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobil puede entenderse, incluso, como intercambio solidario. Los ucranios acogieron, ayudaron o adiestraron en lo militar a vascos y republicanos españoles, tras el levantamiento militar de 1936. Los más mayores aún recuerdan en Ucrania esta circunstancia. -
|