Beñat ZARRABEITIA
Experiencias que resultan familiares
La situación de los los presos políticosfue protagonista en el Euskalduna. Algunasde las experienciasresultaban conocidas también en EuskalHerria. El profesorMcEvoy destacó elpapel de los presos y la necesidad de no condicionar susderechos a unhipotético desarme.
Cárcel, tortura, confinamiento, criminalización o intentos de romper la fuerza del colectivo de presos son términos bien conocidos en Euskal Herria. Ayer en cambio, fueron tratados desde el punto de vista del conflicto irlandés. Aun así, los paralelismos y similitudes, en la situación vivida por los prisiones políticos y en los momentos de avance de los procesos de resolución resultaron bastante evidentes. Todo ello se produjo en el marco de la sesión de la tarde del Congreso Internacional de Derechos Humanos. El evento contó con la presencia de Brice Dickson, quien fuera primer director de la comisión de derechos humanos en el norte de Irlanda, además del bosnio Zoran Pajic, profesor de política internacional en Londres; y Kieran McEvoy, profesor de la Universidad de Queen´s, en Belfast. Fue este último quien abordó con mayor claridad el tema de los presos en el conflicto irlandés.
Caracter del conflicto
McEvoy explicó las diferentes fases y actitudes que adoptaron tanto los gobiernos británicos como el propio colectivo de presos. De inicio, el profesor irlandés, señaló que el tema carcelario generó «un debate emocional muy fuerte en Irlanda», ya que a su juicio «el trato a los presos define muy bien el tratamiento que se le da al propio conflicto». Además, incidió en el hecho de que «si no hay avances en el tema de presos, esto es una referencia de falta de voluntad para avanzar políticamente». Así las cosas, durante su intervención McEvoy afirmó que el Ejecutivo de Blair acertó «al desligar el tema de presos respecto al desarme». Algo que contrasta con la política llevada a cabo durante años por el gobierno británico, que estableció mecanismos represivos basados en una «política colonial» que incluyó rápidas construcciones de prisiones, como la tristemente famosa de Long Kesh, o confinando a gran cantidad de presos en barcos usados como cárcel. Posteriormente. el modus operandi de Downing Street, tras la llegada de Margareth Thatcher, dio varias vueltas de tuerca en el aspecto represivo, comenzando con la negación del estatus político de los prisioneros. De la mano de la Dama de Hierro, se acrecentó la criminalización, lo que a su vez produjo mayor resistencia por parte republicana, con las huelgas de hambre de primeros de los 80, que llevaron a diez presos irlandeses a la muerte, como principal exponente. En este sentido, subrayó que «la criminalización de fuerzas y negociaciones políticas es totalmente contraproducente para resolver un conflicto».
También son victimas
Finalmente, McEvoy quiso recordar que tanto los presos como sus familiares con «victimas». Los primeros por haber sufrido «cosas como prisión, torturas o muerte». Respecto a sus familiares McEvoy señaló que «el estatus de victima de los familiares de presos que se tenían que desplazar muchos kilómetros, hasta Inglaterra, es algo aceptado por todos en Irlanda, incluido Ian Paisley» . -
|