La militancia del PS elige hoy a quien luchará por alcanzar el Palacio del Elíseo
Los 220.000 militantes del PS están llamados a votar hoy para designar el candidato a las presidenciales de 2007. Al final de unas «primarias» inéditas en el Estado francés, podrán optar entre Ségolène Royal, cuya fulgurante irrupción ha constituido el fenómeno de este año en la escena política francesa pero que ha sufrido una ligera erosión en los últimos días, el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Kahn y el ex primer ministro Laurent Fabius.
PARIS
La gran incertidumbre es si Ségolène Royal podrá iniciar su carrera a las presidenciales el mismo jueves o si deberá enfrentarse a una segunda vuelta en la que correría el riesgo de enfrentarse a un juego de alianzas de sus contrincantes.Tras seis semanas de campaña y seis grandes debates, tres de ellos televisados, la popularidad de Royal entre los simpatizantes del PS ha sufrido cierta erosión a tenor de las encuestas, aunque mantiene una clara ventaja sobre sus rivales. Pero hoy sólo votarán los militantes y los sondeos internos mantienen el suspense: Royal recibiría en torno a un 50% de los votos, y Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius se repartirían el resto con un 25% de votos cada uno. Un factor podría tener repercusión en los militantes indecisos: el «voto útil», que ha conducido ya a buena parte de los cuadros del PS a alinearse con la candidata. Desde hace meses los sondeos insisten en que Royal sería la única figura de la socialdemocracia francesa capaz de enfrentarse en igualdad de condiciones e incluso de vencer al candidato favorito de la derecha, el ministro de Interior Nicolas Sarkozy, en las presidenciales de abril-mayo. Royal ha basado su ascensión tratando de ofrecer una imagen de mujer moderna y no ha ocultado la polémica al hacer públicas tomas de posición controvertidas, como su idea de «campos de entrenamiento militar» para los jóvenes acusados de delitos que le ha valido acusaciones de derechismo o la instauración de «jurados populares» encargados de fiscalizar la labor de los electos la derecha le ha acusado de tener ideas de inspiración maoísta. Sus detractores le acusan de «populista»y de no tener «madera» de presidenciable. Algunos de ellos pronostican que se «derrumbaría» en un cara a cara con el reconocido orador Sarkozy, el casi seguro candidato de la derecha al Elíseo. Por contra, Royal ha sido capaz de integrar un impulso para desalojar a Jacques Chirac del Elíseo tras 12 años. En un momento además en el que mujeres asumen las más altas funciones en países como Alemania y Chile. No en vano sería la primera presidenta de la historia francesa.
Strauss-Kahn o la tradición
PARIS
Defensor de un «reformismo asumible», Dominique
Strauss-Kahn propone una «socialdemocracia moderna y realista», en la tradición
de los últimos tiempos del PS.
Gran comunicador, ha resultado el más beneficiado de la
campaña interna de debates entre los candidatos. Rechaza tajante lo que califica
como «la cultura del rechazo» y la «cruzada anticapitalista» de su rival Fabius.
Ministro de Finanzas de la era Jospin y profesor de
Economía, critica duramente el discurso «demagógico» de Royal. Frente a la
imagen novedosa de esta última, opone la de «un hombre de convicciones y de
rigor moral», que dimitió de su puesto en 1999 tras un escándalo del que
finalmente fue exonerado dos años más tarde. Aunque rechaza el epíteto de
socioliberal, fue muy crítico con el proyecto para reducir la jornada de trabajo
a 35 horas semanales y lideró las grandes privatizaciones del Gobierno Jospin,
con lo que se ganó el respeto de los medios empresariales.
Su nombre suena con fuerza para dirigir un eventual
Gobierno si finalmente Royal ganara la Presidencia.
La reconversión de Fabius
PARIS
Encuadrado durante toda su carrera política en la
corriente «socioliberal», el que fuera primer ministro a la edad de 37 años y
uno de los «niños mimados» de François Miterrand, ha dado un brusco viraje
convirtiéndose en el abanderado de la izquierda y en el paladín contra la Europa
liberal.
Procedente de la gran burguesía y diplomático de la ENA
mantiene una imagen de tecnócrata frío y altanero, lo que no le impide asegurar
que sólo «una izquierda de la izquierda» puede permitir la victoria en las
presidenciales de 2007. Postula para ello una alianza con la izquierda radical,
que multiplica la presentación de candidaturas antiliberales.
Asegura que, como Pablo, se cayó del caballo neoliberal
tras la debacle del PS en 2002, cuando Lionel Jospin fue apeado de la carrera
presidencial por el ultraderechista Le Pen tras haberse negado a presentar un
perfil neto de izquierda.
El rechazo en el referéndum sobre el borrador
constitucional de la UE le reforzó en su convicción, aunque le ganó grandes
enemigos en el seno del PS, que no olvidan que se desmarcó de la línea oficial
del partido y defendió el «no».
Ségolène Royal o la renovación desde iconos propios de la derecha
PARIS
A sus 53 años de edad, esta diputada, formada en la ENA
(Escuela Nacional de Administración) y crecida al abrigo de la alta
administración francesa, ha ocupado tres ministerios (Desarrollo, Educación
Escolar y Familia e Infancia). Actualmente es presidenta de la región
Poitou-Charentes.
Durante la campaña, sus rivales no han escatimado
esfuerzos para destacar sus carencias, sobre todo en materia internacional.
Pero Royal, diplomada en Ciencias Políticas y Economía,
asegura que la campaña le ha endurecido y ha superado la prueba.
Hija de un oficial nacido en Dakar, mantiene una
reputación de autoritaria pese a su larga sonrisa y procede de una familia
católica de ocho hermanos en el seno de la que recibió una educación severa.
Madre de cuatro hijos, esta ex consejera del finado
presidente Francois Miterrrand insiste sobre la moral y los valores familiares,
terrenos habitualmente copados por la derecha.
Y es que sus posiciones, en muchos casos iconoclastas,
han sembrado dudas en su propio campo y le han valido acusaciones de «populismo»
y «derechismo».
Asida a una imagen de mujer moderna, esbelta y elegante,
Royal tiene por compañero al secretario general del PS, Francois Hollande.
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