BARCELONA
José Montilla fue proclamado ayer presidente de la Generalitat con los 70 votos de PSC, ERC e ICV-EUiA. En el pleno de investidura votaron en contra los 48 diputados de CiU, los 14 del PPC y 3 de Ciutadans.
El primer secretario del PSC, de 51 años, que se ha convertido en el 128 presidente catalán, prometió dar prioridad a las políticas sociales. Montilla deberá conformar su nuevo Ejecutivo, cuya primera reunión será el próximo miércoles tras la toma de posesión de los consellers. En su discurso final, dijo que ahora pretende «abrir una nueva etapa» en Catalunya de «más acuerdo y diálogo».
El presidente de CiU, Artur Mas, acusó al presidente catalán de querer convertir la Generalitat en una «gestoría» y que da ya por acabada la «construcción nacional de Catalunya».
En la réplica, Montilla recordó a Mas que él mismo aceptó «rebajas» en la negociación del Estatut con respecto al texto que aprobó el Parlament, y le reprochó su «soledad» política.
Aun así, Montilla reiteró su oferta de «mano tendida» para pactar con la oposición grandes temas de país, idea que aceptó Mas, aunque con «condiciones». El líder de CiU propuso, además, un pleno monográfico sobre el Estatut para el próximo enero.
Por su parte, el presidente del PPC, Josep Piqué, apeló a la condición de castellanohablante de Montilla para pedirle cambios en la política lingüística, pero el presidente rechazó la propuesta porque ve aún necesarias «políticas de discriminación positiva» con el catalán.
Precisamente el debate lingüístico e identitario ha marcado la intervención del líder de Ciutadans (C's), Albert Rivera, quien utilizó principalmente la lengua castellana en el hemiciclo.
Desde las tres fuerzas de gobierno, el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, aseguró que el nuevo Ejecutivo no practicará un catalanismo «de fin de semana», sino que éste será «de lluvia fina, de la cotidianeidad y de construcción diaria». El presidente de ICV, Joan Saura, abogó por consolidar una cultura de gobierno basada en la «estabilidad y la pluralidad».