Dejar sin futuro a la violencia sexista
El Día Internacional para Erradicar la Violencia contra las Mujeres es una cita con la movilización, pero es una oportunidad añadida para la reflexión. La presencia en la calle de la denuncia del maltrato a la mujer es necesaria cara a la visualización de un problema que no sólo incumbe a las mujeres, sino que hunde sus raíces en un modelo de sociedad que se sustenta en la desigualdad. En los días precedentes a esta jornada, las instituciones han hecho ondear sus planes y leyes de igualdad. Pocas dudas cabe albergar sobre la imperiosa necesidad de esas actuaciones, dada la importancia capital que tiene el implicar a las instituciones, y más concretamente, a la judicatura, en la tarea que a día de hoy es más primordial: la de evitar más muertes violentas de mujeres.
Sin embargo, hay motivos suficientes para exigir un mayor rigor a la clase dirigente de este país, ya que no es de recibo situar como una actuación prioritaria la lucha por la igualdad, esa sin cuyo avance no será posible erradicar las agresiones contra las mujeres, y consentir al tiempo en actitudes sexistas a cargo de las propias instituciones. La falta de valentía a la hora de encarar conflictos que año a año se traducen en expresiones de violencia contra las mujeres, como los alardes de Irun y Hondarribia, hace dudar de la voluntad del Gobierno de Lakua de cambiar las situaciones de raíz, y el no cumplimiento de buena parte de las medidas contempladas en la ley de medidas integrales adoptada por el Gobierno de Nafarroa sólo anima a pensar que el discurso de igualdad es utilizado como cosmética política.
Frente a la violencia contra las mujeres no cabe, sin embargo, escudarse en las palabras, hay que mirar cara a cara a la realidad. Y la realidad nos habla de que mientras se gastan millones en campañas animando a denunciar, a la mujer no se le da el amparo necesario, primero, para encarar un proceso judicial, y luego, para rehacer su vida en unas mínimas condiciones de bienestar. Es evidente que las medidas que se vienen adoptando, en clave de prohibición de acercamiento a la víctima, no son suficientes. Es primordial adoptar medidas que den seguridad a las mujeres que sufren violencia y que éstas sientan también y de continuo el aliento de la ciudadanía. Es una necesidad imperiosa que se trabaje la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad, porque ese es el único modo de dejar sin futuro a la violencia sexista. -
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