GAZA
Frente a esos 400 muertos, sólo cinco israelíes han muerto en ese mismo plazo por los lanzamientos de cohetes artesanales cierto que cada vez más certeros de la resistencia palestina contra suelo hoy israelí.
Ayer mismo cayeron varios cohetes contra Sderot, aunque no estaba claro si había entrado en vigor el alto el fuego a las 6.00 de la madrugada del domingo y si se había completado previamente la retirada israelí. Una retirada completa que fue verificada mediada la mañana, aunque los tanques seguían apostados en la frontera.
El presidente de la ANP, Mahmud Abbas, ordenó el despliegue de 13.000 policías a lo largo de la frontera.
El primer ministro de la ANP, Ismail Haniyeh (Hamas) trataba ayer de convencer a los más recelosos de entre sus correligionarios islamistas y a los de la también organización islamista Yihad.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, anunció «paciencia y moderación con las violaciones palestinas del alto el fuego». Anuncio que sonaría a sarcástico si el fin, el final de la masacre del pueblo palestino no fuera un bien mayor.
Su ministro, el ultrasionista Avigdor Lieberman, le instó a que ordene la reocupación de Gaza y la deportación de los palestinos a Cisjordania.