El dictador Pinochet sufre un infarto de miocardio que pone en peligro su vida
Augusto Pinochet, de 91 años, el hombre que lideró una de las dictaduras más largas (1973/1990) y brutales del Cono Sur, que dejó miles de muertos y desaparecidos, se encuentra en grave estado de salud tras sufrir ayer un infarto de miocardio y un edema pulmonar. Inicialmente se anunció que había recibido la extremaunción.
SANTIAGO
«Grave pero estable». Así se resumía el estado de salud del dictador chileno. Pinochet era ingresado en el Hospital Militar de Santiago tras sufrir un ataque de miocardio y un edema pulmonar. «Se le practicó una angioplastia y se logró estabilizar el funcionamiento del corazón», indicó un portavoz médico, que añadió que «sin duda, un infarto al miocardio es siempre de riesgo vital, sobre todo para una persona de su edad». Horas después era de nuevo intervenido en otra operación «de alto riesgo» para instalarle un nuevo bypass. Marco Antonio, hijo del dictador, dijo que el militar recibió la extremaunción, lo cual fue desmentido después, pero aseguró que «la parte religiosa juega un papel muy importante y la familia y el sacerdote han querido de alguna manera entregar la extremaunción y todo lo de rigor en estos casos», dijo a los periodistas. «Estamos en manos de Dios y de los médicos», subrayó el hijo. Marco Antonio Pinochet afirmó que su padre padece «muchas dolencias como consecuencia de su edad, pero la presión judicial, perseguido como ha sido perseguido, le han mermado y le han deteriorado la salud», añadió. Para Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), «es lamentable» que el responsable de tantas muertes haya sufrido el infarto «cuando habíamos logrado que sea sometido a proceso en causas por violaciones a los derechos humanos». «Qué lastima que las cosas lleguen tan tarde», añadió García.
El genocida que no guarda «rencor a nadie»
GARA
SANTIAGO El pasado 27 de noviembre, el juez Víctor Montiglio procesó a Pinochet y ordenó su arresto domiciliario como presunto autor del secuestro y homicidio de Wagner Salinas y Francisco Lara, dos opositores detenidos y ejecutados a finales de septiembre de 1973 por miembros de la «Caravana de la Muerte». Era el último episodio o un punto y seguido en la larga historia judicial del genocida chileno. A sus 91 años, y después de haber sido comandante en jefe del Ejército, en calidad de benemérito, presidente de la República y senador, el dictador suma un largo historial de causas judiciales que las víctimas de la represión de 17 años de dictadura pudieron iniciar en 1998, cuando dejó, con honores, la máxima jefatura del Ejército. También está procesado por desapariciones y torturas ocurridas en la Villa Grimaldi, el más grande de los centros de tortura de la dictadura; la muerte del general Carlos Prats, quien lo eligió para sucederlo poco antes del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 por considerarlo «de confianza»; los crímenes masivos de opositores cometidos en el marco de la Operación Cóndor y la Caravana de la Muerte; el Caso Conferencia, que implicó el secuestro y posterior desaparición de la cúpula del Partido Comunista Chileno, y la Operación Colombo, en la cual 119 chilenas y chilenos perdieron la vida en un simulacro de enfrentamiento. El pasado 25 de noviembre, Pinochet, durante su 91 cumpleaños, dijo que no guarda «rencor a nadie».
|
