REAL ZARAGOZA 1
OSASUNA 2

IRUÑEA

Pese al triunfo, los de Ziganda no realizaron un buen encuentro, sobre todo en la primera mitad, cometiendo muchos errores tontos sobre todo en defensa y sin encarrilar un juego fluido, ante lo que los locales no supieron remachar cuando tuvieron ocasión.

De ida y vuelta fueron los primeros compases del choque, con un Zaragoza más incisivo que la escuadra rojilla. Ricardo ya tuvo que emplearse a fondo cuando todavía no se había cumplido el primer minuto, al tener que salir con acierto a los pies de Aimar, que se coló en el área. Al igual que Josetxo, que estuvo muy atento a la hora de meter el pie a un tiro dentro del área de Sergio García.

Osasuna salió con actitud y trató de hacerse con la pelota, pero conforme fue avanzando el envite, los maños se adueñaron del control del encuentro, ya que los navarros difícilmente combinaban más allá del medio de campo, de no ser mediante balones largos.

Diogo ya había avisado del peligro de sus internadas y en una de ellas, el uruguayo se fue hasta de tres jugadores para descolocar el entramado defensivo rojillo. Combinó con Sergio García y éste buscó el hueco para colocar un preciso balón a Diego Milito quien, en carrera, superó en el mano a mano a Ricardo, picando el esférico y consiguiendo su décima diana.

El tanto maño no frenó las acometidas de los anfitriones, que siguieron embotellando a Osasuna en su parcela. Sergio García, Movilla y, otra vez, el pichichi argentino trataron de perforar por segunda vez la portería defendida por Ricardo.

El Zaragoza ponía velocidad y fútbol trenzado, mientras los de Ziganda eran tortugas a la hora de salir con el esférico, daban tiempo a recomponer las filas del rival y perdían la gran mayoría de los balones divididos. Y eso que la presión de los aragoneses tampoco era tan agobiante como para que no se pudieran dar más de tres pases seguidos.

A los navarros les costó ni más ni menos que 39 minutos protagonizar la primera aproximación con cierto peligro. David López sacó de su letargo a César con un disparo ajustado al poste derecho del cancerbero cacereño.

La arrancada rojilla tuvo su continuación segundos antes de que Mejuto pitara la marcha a vestuarios. Un buen pase de Puñal superó a los dos centrales zaragocistas, entre los que se incrustó Romeo, quien remató de cabeza, aunque centrado y a las manos de un César que tuvo que intervenir por segunda vez en cuarenta y cinco minutos.

Entrada de Raúl García

Con la variante de Raúl García, en lugar de un tocado Puñal, se inició la segunda parte para los navarros, a quienes el de Larraintzar debió de abroncar de manera importante en el descanso, pues sus pupilos recuperaron la actitud de los primeros minutos.

El Zaragoza se contentaba con no descuidar su zaga, mantener la exigua pero suficiente ventaja, montar el contragolpe o esperar al fallo osasunista. Hasta en dos ocasiones erraron los defensas rojillos, que dejaron en franca situación a Sergio García y Diego Milito, pero Ricardo sacó con el pie en la primera ocasión y el che la envió fuera, en la segunda.

Como respuesta, los de Ziganda generaron la mejor oportunidad del partido. Raúl García dio un buen servicio a Valdo, que se fue en verticalidad, dribló a César, pero se quedó muy escorado, por lo que centró al segundo palo donde Romeo fue arrollado por Diogo, en lo que pareció penalti, que se lo tragó Mejuto.

La relajación de los locales les costó carísima. Juanfran y Valdo se molestaron a la hora de rematar un centro medido de Corrales en lo que fue la antesala de la voltereta. El corner botado por David López fue rematado en el primer palo por Raúl García, que se anticipó a la defensa maña, golpeando el balón en la coronilla de Gabriel Milito y ante el que no pudo hacer nada el portero blanquillo.

Pero la traca final llegó en el último minuto. El Zaragoza, que había perdido la posesión, intentó llevar a cabo lo que no había hecho hasta entonces. Pero en una de sus acometidas, los rojillos pillaron desguarecida a la zaga local y montaron una contra que acabó en las redes, tras introducir Ponzio en propia puerta un pase de la muerte del omnipresente David López.