El elefantito que habíamos visto en el útero de su mamá elefanta, era de silicona. En televisión no nos podemos fiar ya ni de National Geographic, que como toda cadena dedicada a mostrarnos la naturaleza y a sus habitantes en situaciones más o menos de supuesta libertad, recurre al guión, a las trampas, a los montajes para conseguir las imágenes que desean. Exactamente igual que en algún periódico con director con piscina, como la mayoría de los medios de comunicación que nos rodean cuando se trata de dar por bueno todos los relatos fantasiosos, verosímiles, increíbles o alucinantes de cualquier equipo de policías, de aquí, de arriba, o de abajo, que tengan ganas de entretenerse jugando a corresponsales periodísticos.

La silicona se está convirtiendo en el símbolo de la mentira, o de la verdad restaurada. Muchos de los montajes televisivos que presenciamos acaban convirtiéndose en silicona. Las arrugas, tanto las visibles como las que se van convirtiendo en pliegues del alma, las ideas caídas o los compromisos abotargados de celulitis, buscan reparación quirúrgica e implantes de silicona ideológica. Por eso cuando se ve a gentes sin retoques, con frescura y manteniendo un aire de civilidad sobran todas las siliconas.

Para no cansar, quisiera señalar que a mi entender lo mejor de “House” son los actores. Y los guiones. Pero el equipo actoral es superior. Pues dicho lo cual, la noche se nos queda con Eva Hache y Buenafuente. Y en ambos se encuentran vestigios de inteligencia suficiente. Buenafuente en el territorio de la neutralidad aséptica, como la de niño travieso pero que no llega a hacer pupa a nadie, pero con un luminoso e incordiante “Follonero” que da siempre la buena nota y en “Noche Hache”, un equipo de comentaristas que noche tras noche van arañando todos los rostros siliconados. Me complace el que más “Quequé” y su ahora llamada “Guerra de medias”, que me parece más elocuente como enunciado. No deja talibán mediático con cabeza. Es divertido, sarcástico, y mostrando un punto de vista sobre todo lo que trata, con el que se puede estar casi siempre de acuerdo. No lleva silicona ni en las gafas. -