El espectáculo pugilístico con el que Juanito y Rossato sorprendieron a los muchos niños y aficionados que acudieron a Zubieta para ver a sus ídolos en acción es la página más triste de los últimos 45 años de la historia del club. Ver a dos jugadores de la Real en todas las televisiones en semejante pugna pugilística es la consecuencia de esa apuesta por dar la espalda al pasado de este club y buscar no se sabe qué competitividad en jugadores que demostraron ayer no merecer vestir una camiseta cuya historia deben defender los que se han erigido en sus embajadores.

Verdaderamente Juanito demostró ayer al destrozar el pómulo de su compañero de pelea que en el boxeo es competitivo. No vale con decir que eso pasa en todos los equipos. Una cosa es que dos compañeros se acaloren y se enfrenten como ha pasado este año en Zubieta en algún caso sin llegar a las manos, que sí es normal, y otra convertir el césped en un ring de boxeo hasta que uno derrota al otro por K.O. técnico. Y eso uno no lo recuerda en ningún entrenamiento. Y no es sólo fruto de la tensión ni se arregla nada con pedir perdón ni con arrepentirse porque eso no limpia una imagen de la Real ensuciada a escala mundial. Hay cosas que no se pueden consentir en un club serio. Si la Real lo fuera, Juanito y Rossato no deberían volver a vestir su camiseta nunca más. El luso no lo hará porque el club ya contaba con buscarle una salida en enero y tras la intervención de ayer no tiene ni opciones de jugar en diciembre. No vale con una sanción ejemplar. Juanito tampoco debería jugar con la Real ni un solo partido más, si a este club una vez perdida su identidad, le queda algo de dignidad. Pero probablemente volverá a hacerlo el domingo porque, después de la pelea, Lotina sólo le apartó unos minutos antes de dejarle seguir entrenando. Así nos va, si hay que consentir esos espectáculos a jugadores del nivel de Juanito...

Que los dos boxeadores fueran ellos no es una casualidad. Desde este medio se ha advertido siempre del riesgo que conlleva llenar la plantilla de jugadores mediocres extranjeros y romper lo que ha hecho del vestuario de la Real el más ejemplar de Primera. Si algo ha salvado a este club en las últimas temporadas ha sido precisamente la unión en la plantilla y el buen ambiente en el vestuario. Y como se pierda eso, el descenso a Segunda División es seguro. - Joseba Iturria