Maite Soroa
Cuestión de lógica
En ocasiones resulta gratificante comprobar que también en la otra orilla del pensamiento político hay quien aplica la lógica más elemental a su proceder. Y eso, sin ser una concesión, es un reconocimiento.Ayer en el “Diario del Alto Aragón” el veterano y multimedia Fernando Jáuregui sentenciaba así: «El Tribunal Supremo ha convertido en jurídicamente normal lo que en las calles del País Vasco es considerado normal: los contactos con Batasuna». Y a alguno le habrá dado un pampurrio al leerlo. Dice Jáuregui que «personalmente, no me queda otro remedio que pensar y decir que me parece una decisión acertada, que puede influir positivamente en ese proceso de paz que desde el Gobierno de Zapatero se lleva, es de temer, tan a trancas y barrancas. Porque, si lo que se quiere es la paz con ETA, ¿con quién deben el Ejecutivo, los socialistas vascos, los nacionalistas, sentarse a dialogar, primero, a negociar después? ¿Con los Hermanos de San Vicente de Paúl? (...). Claramente, el interlocutor es ETA y su brazo político, que lo es, Batasuna, por muy ilegalizada que esté». Mira que no le falta un ápice de razón en esto último. Pero, claro, ya se conoce el cuento del rey desnudo, ¿verdad? Ahonda en su reflexión el comentarista: «no me vale la argumentación, expresada hace pocos días por Mariano Rajoy, de que los contactos con Batasuna pueden producirse, pero sólo después de que ETA abandone las armas y haga expresa renuncia a la violencia. Pero hombre, si lo que precisamente se busca es ese abandono de la violencia y la entrega de las armas, y de eso es de lo que hay que negociar. ¿Qué sentido tendría la negociación una vez que ya no existiese el problema?». Y es que algunos se han acostumbrado a poner el carro delante de los bueyes. La pieza de Jáuregui concluye con una reflexión que
merece la pena ser releída: «Temo que nuestras dos principales formaciones
políticas están desenfocando las cosas, cuando existe un auténtico clamor para
que se pongan de acuerdo de una vez a la hora de lanzar una ofensiva en favor de
la paz. Puestas las cosas tal como están, no cabe otro remedio para el ciudadano
de a pie, que no sabe muy bien por dónde van las cosas (es el caso de la inmensa
mayoría de nosotros, los que simplemente estamos destinados a mirar cómo actúan
los representantes a los que elegimos y pagamos), que pensar que se juega
electoralmente con el proyecto de paz». Ojalá se prodigaran más reflexiones de
este tenor. - msoroa@gara.net
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