- El Alaves vuelve a vencer en un dia marcado por las protestas de la aficion contra Piterman -
El «espíritu de la general» acude al rescate
·Aupado por su público, que acosó al banquillo, el Alavés ganó 48 días después
DEPORTIVO ALAVES 1 CIUDAD DE
MURCIA 0
GASTEIZ
Ni declaraciones políticas, ni rupturas de convenios, ni inhabilitaciones; la afición albiazul, los verdaderos protagonistas de esto del fútbol, dio ayer el golpe más duro a Dmitry Piterman, recuperando un espíritu de la general que acudió al rescate del club en uno de los momentos más críticos de su historia. La deriva a la que llevan el club sus actuales dirigentes agudizó el ingenio de sus aficionados más pasionales que en el minuto 15 de la primera parte abandonaron sus localidades de los fondos para colocarse detrás de los banquillos recuperando aquel especial ambiente de cuando el Glorioso se dejaba la piel en categorías con mucho menos lustre pero en el que la pasión de los más forofos era la misma.Habrá quien pueda cuestionar las formas, es cierto que destrozaron el banquillo local, que los jugadores locales pasaron incluso algo de miedo, que cayó alguna silla al césped y que el partido estuvo parado durante más de un minuto, pero la cosa no fue a mayores y la jugada salió redonda, porque el Alavés ganó y el sueño de muchos terminó convirtiéndose en realidad, ya que el equipo gasteiztarra terminó el partido con Piterman y Cos lejos del estadio gasteiztarra. La historia reciente del club albiazul vivió ayer un vuelco en un partido que no pasará a la historia por su juego, pero sí por las consecuencias que puede tener, cuando, al cuarto de hora, se desencadenó la particular revuelta de los seguidores albiazules. Apenas dos horas después de la protesta oficial y anunciada, los aficionados de los fondos tomaron una iniciativa que ya ha cambiado el devenir de la historia del club. Impulsados por un hartazgo que había alcanzado límites insospechables, los aficionados, que no encontraron ningún obstáculo en su camino, se fueron juntando detrás del banquillo albiazul, al que golpearon hasta cargarse el metacrilato de la parte de arriba del mismo, obligando a los jugadores a abandonarlo. El barullo montado incluso hizo que el canario Pérez Pérez detuviera el partido durante un minuto y las dotaciones de la Ertzaintza protegieron el banquillo impidiendo que nadie que estuviera dentro pudiera ver lo que sucedía dentro del campo.
Efectos deportivos
Pero al margen de todos los efectos extradeportivos que hubo y que puede haber, el tumulto montado tuvo hasta sus efectos deportivos, ya que el tanto que a la postre supuso los tres puntos llegó con el ambiente totalmente enrarecido y con todos más pendientes de lo que se fraguaba en torno al banquillo albiazul que del partido. Aunque nadie puede acostumbrase a vivir en un polvorín que puede estallar en cualquier momento, los jugadores albiazules se amoldaron a una de las situaciones más extrañas que se han visto sobre un terreno de juego y consiguieron sacar partido del desconcierto en el que se vio sumido un Ciudad de Murcia que se encontró con todo el lío. Así, a los veinte minutos, Ogbeche se cobró un dudoso penalti al ser derribado por un defensor visitante. Arthuro no falló desde los once metros y toda la plantilla, incluido los jugadores del banquillo, se fundieron en un sentido y emotivo abrazo. Yes que el gol fue importantísimo, ya que puso fin a una nefasta racha de resultados que había puesto al Alavés al borde del descenso del que ayer pudo escapar un poco en otro partido muy malo en lo futbolístico. Al margen del penalti, al Alavés ayer le salvó sus ganas y un rival que demostró el porqué de su condición de peor visitante de Segunda. Los albiazules se vaciaron y lo dieron todo en el terreno de juego, pero la victoria y todas las sensaciones vividas ayer no pueden taparnos la realidad de que este equipo necesita alguien que lo dirija competentemente. Es cierto que hasta los incidentes la ocasión más clara del partido la había tenido Ogbeche en un doble remate, primero de cabeza y luego con el pie tras el saque de una falta que todavía nadie entiende cómo no entró, pero un equipo romo en ataque como el Ciudad de Murcia le puso en muchos apuros con la simple presencia del sueco Goitom en punta y la movilidad de sus centrocampistas. Ya con el gol en su haber, el Deportivo Alavés se limitó a defender su ventaja, sin apenas estirarse una sola vez al ataque con peligro. Suerte que el Ciudad de Murcia, sin ser inferior, demostró que sus problemas fuera de la Condomina van más allá de lo estadístico. Oltra lo intentó con un cambio de esquema con la entrada del ex jugador del Athletic Jonan García, pero el Alavés supo escudarse pese que Astudillo y Gaspar, tocados entre semana, tuvieran que abandonar el terreno de juego. Ya con los ánimos más calmados y sin Piterman ni Cos en el terreno de juego, el Alavés logró la victoria 48 días después.
El acta no recoge que se detuviera el juego
J.O. GASTEIZ Habrá que ver el tipo de sanción que le caerá al Alavés por los incidentes registrados ayer en Mendizorrotza, pero resulta crioso que el acta redactada por el canario Alexis Pérez Pérez no recoja que el juego se paró durante al menos un minuto, lo que pudiera favorecer al Alavés. No obstante, habla dela caída de objetos al césped que seguro traerán sanción. «En el minuto 15 de partido gran parte del público que se encontraba en los fondos de las porterías se concentró en la grada de general detrás de los banquillos empezando a golpear el banquillo local y provocando que los jugadores locales tuvieran que abandonarlo y refugiarse en el túnel de entrada a vestuarios durante 5 minutos aproximadamente, al mismo tiempo que se arrojaba al terreno de juego diversos objetos: bolas de papel, un mechero y una botella de plástico semillena de dos litros de refresco impactando ésta en la espalda del cuarto árbitro no causando lesión, así en el minuto 18 cayó sobre el área técnica del banquillo una butaca no llegando a impactar en nadie, siendo retirada por el delegado».
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