OSASUNA 3
MALLORCA 0

IRUÑEA

Si bien puede sonar excesivamente optimista ante la peliaguda coyuntura que se vivió hace no demasiado, la realidad es que la fulminante reacción rojilla ha traído consigo que los puestos que dan derecho a jugar la UEFA estén ahora a menos distancia que los del descenso, con quienes se abre una brecha de siete puntos.

Es el acierto que tanto se echó de menos hace unas cuantas semanas el que ahora se ha convertido en compañero inseparable de los navarros. Si bien, en honor a la verdad, también hay que reconocer que, hasta darle el primer bocado a la ensaimada mallorquina, no exhibieron una imagen como para firmar semejante goleada.

Más casualidad que otra cosa, el 1-0 coincidió con la primera medida que adoptó el técnico de Larraintzar para desatascar la empanada que se había formado en el medio campo. Apenas un minuto después de la salida de Héctor Font, los rojillos se adelantaban en el marcador, aprovechándose de uno de los contados borrones del entramado defensivo visitante.

Juego en largo e impreciso

Si se quiere, demasiado premio para lo sucedido en los dos primeros tercios del choque, marcados por la igualdad, el toma y daca de ambos conjuntos, y donde predominó la destrucción del juego del contrario. El balón largo reemplazó al toque corto y preciso, no en vano el miedo a perder el esférico y que el rival te ganara la espalda planeó durante muchos minutos por el césped de El Sadar.

El jugador pretendido por Osasuna durante los habituales devaneos veraniegos en el mercado de fichajes dio buena muestra de su velocidad mental a la hora de combinar y de la calidad de su pierna izquierda en el arte de sacar faltas. El venezolano pudo poner en franquicia a su equipo y metió el miedo a la grada.

Pero para sumar puntos, el balón debe besar las mallas. Y en eso estuvo más listo Milosevic. Recordando al de la pasada campaña, el serbio enchufó la primera que cayó en sus botas, sumó su tercer gol, alcanzó a los máximos artilleros del equipo hasta ayer ­Valdo y Soldado­ y, de paso y lo más importante, dejó noqueado al contrario.

Los de Manzano ni siquiera tuvieron margen para la reacción. El estreno de Javier Flaño como goleador en la categoría y la transformación de un inexistente penalti hicieron el resto.

Doce dianas en estos cuatro últimos triunfos, un poder anotador que además se vio acompañado por mantener inmaculada la propia portería, un obje- tivo en el que había puesto especial empeño Ziganda en sus declaraciones más recientes.

Dos apartados, tanto el atacante como el ofensivo, que será primordial mantenerlos con parecido tono de cara al desplazamiento a tierras italianas. Mantener la meta a cero o conseguir muchos goles, siempre y cuando la derrota sea por la mínima, posibilitan el billete para los dieciseisavos.