Gudaris que combatieron a los fascistas en Artxanda, familiares de presos políticos vascos, ex prisioneros, jóvenes comprometidos con Euskal Herria... Distintas generaciones unidas en la lucha por la libertad que ayer fueron homenajeadas en Durango, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, en un emotivo acto organizado por Etxerat y Ahaztuak 1936-1977.Pasadas las 18.00, las decenas de personas que accedieron a la Casa de Cultura San Agustín fueron recibidas por una oscuridad absoluta. El sonido de los aviones fascistas sobrevolando los pueblos de Euskal Herria antes de descargar sus bombas y el tañir de las campañas que advertían del peligro transformaron la sorpresa inicial en un escalofrío. El latir asustado de un corazón encontro su eco en el de muchos de los presentes.
La luz trajo alivio mientras la imagen del “Gernika” de Picasso aparecía nítida en el centro del escenario evocando, no sólo el bombardeo de la villa vizcaina, sino los logos de las dos asociaciones organizadoras del evento. Los música de “Gernika Dantza” guió los pasos de varios dantzaris, ataviados con distintos elementos del cuadro, que prendieron la llama de un quinqué que después depositaron con cuidado en el centro del escenario.
Las vivencias de los represaliados fueron el hilo conductor de este homenaje sincero y cálido a todas aquellas personas que han sido víctimas del sufrimiento causado por el mismo conflicto político en los últimos 70 años. El historiador Iñaki Egaña fue el encargado de poner la voz a las palabras escritas por Luis Peña Basurto en el frente de Basauri el 18 de mayo de 1937 para expresar el día a día de los gudaris que se vieron obligados a vivir lejos de sus seres queridos. «Pentsa ezazu gure bereizketa ez zela hainbesterakoa izango. Ispiritualki urruntasunearen zehar gerra lazturen gainetik gure sentimenduek elkarturik jarraituko dute gure semearengan».
Heridas fisicas y siquicas
A continuación, la ex prisionera iruindarra Ainhoa Gorostiaga leyó un texto escrito por Iñaki Letona en 2002. Con sus palabras, el ex preso resume con crudeza las duras condiciones de vida en la cárcel, recuerda las heridas físicas y las síquicas «muchas veces irreversibles» destinadas a doblegar la voluntad del prisionero. «Bakarrik egongo banitz, ziurasko nire burua makurtu beharko nuke baina ez nago bakarrik. Kolektibo bat osatzen genuen eta laguna ikusten ez dudan arren badakit hor nonbait dagoela, pareta batzuen urrunago. Eta nire jarrera bera izango duela». En sus palabras se refleja la lucha diaria por conseguir y mantener una condiciones de vida dignas y el respeto a los derechos como persona.Menciona Letona la sorpresa de un funcionario ante la decisión de los prisioneros vascos de no levantarse de la cama para el recuento pese a que ésta actitud les acarrea castigos como pasar varios días en la celda de aislamiento, sin mantas ni sábanas. «¿Para ti no sería más sencillo levantarte cuando te lo he pedido?», le pregunta un funcionario. El ex preso responde con claridad: «No busco facilidades, sino dignidad. Si buscara facilidad no estaría en la cárcel, no señor. Ha sido la búsqueda de libertad lo que me ha traido a prisión».
El bertsolari Jon Maia leyó, entre los aplausos y la emoción de los presentes, unas líneas de su libro “Raimundo” en el que, con un tono cargado de tristeza, describe los últimos momentos de vida de Txiki y Otaegi. A continuación, el ex preso Anjel Alkalde fue el encargado de denunciar la situación de los refugiados, no sin antes mandar «el abrazo más fuerte a todos los represaliados y, en especial, a los presos enfermos y a Iñaki de Juana». Ironizó Alkalde al hablar del «compañerismo» existente entre los gobiernos francés y el franquismo a la hora de acordar la deportación de ciudadanos vascos; posteriormente, llegaron las entregas de prisioneros encarcelados en cárceles francesas a la Policía española.
«La lucha es resistir»
Alkalde quiso poner nombres a estas personas y a sus sufrimientos y, para ello, mencionó los casos de Tomás Linaza, que lleva once años en Cabo Verde, y de Patxi Hernández, que actualmente reside en Africa. Las palabras de este último, leidas por el ex preso portugalujo dejan constacia de la dureza de su situación: «En la deportación los barrotes siguen ahí. Aquí la lucha se reduce a resistir».
Tampoco olvidó mencionar Alkalde el secuestro y posterior muerte de los refugiados Joxean Lasa y Joxi Zabala en 1983, acción reivindicada por los GAL. «Había nuevos mandatarios en el Gobierno español pero algunas prácticas se mantuvieron», remarcó.Joseba Tapia también subió al escenario para transmitir con su música la pérdida y el dolor de los familiares.Mientras, un video mostraba imágenes de las movilizaciones por los presos, el cierre de las sedes de Batasuna, la clausura de los diarios Egin y “Euskaldunon Egunkaria”, la lucha de los gudaris en el frente, las protestas sindicales...
Finalmente, la distintas generaciones de ciudadanos vascos se unieron en el escenario para recordar que «hoy como ayer sigue siendo necesario luchar». El hijo de un refugiado político escenificó la esperanza en el futuro de todos los presentes al apagar de un soplo la llama del quinqué. Un acto simbólico que reflejó la resolución democrática del conflicto político que aún vive Euskal Herria. Para que las nuevas generaciones no necesiten seguir luchando por su libertad. -