Aparentemente, la reunión que ayer mantuvieron el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del principal partido de la oposición, Mariano Rajoy, no tuvo otra función que la de que el Ejecutivo trasladara información al PP, mientras que este partido reiteraba sus conocidos principios en «materia antiterrorista». En todo caso, cabe observar que el contenido del encuentro no causó un especial impacto negativo en Mariano Rajoy, que en su rueda de prensa se ajustó al guión previsto la víspera y fue sumamente comedido y discreto al referirse a los datos que le había ofrecido el presidente. El Gobierno, por su parte, aprovechó la cita para afianzar su mensaje de firmeza, muy acorde en el fondo con las demandas que le hace la derecha, lo que demuestra su poco interés por apartarse públicamente de esos parámetros.

El problema radica en que la estrategia que mantiene el Gobierno, por una parte, no satisface al PP ­que como ha hecho de esta cuestión una baza electoral siempre buscará motivos para criticar al Ejecutivo­ y por lo tanto tampoco se afianza como una estrategia de Estado; y por otra parte tampoco sirve para generar los mínimos niveles de confianza necesarios con la izquierda abertzale, agente imprescindible para el avance del proceso, teniendo en cuenta que ETA es el interlocutor con el que el Gobierno debe negociar en una de las mesas y Batasuna constituye uno de los pilares sustanciales de la mesa de partidos. Por lo tanto, o Rodríguez Zapatero hace un cambio en su hoja de ruta, o los intentos de ganar tiempo se van a agotar en sí mismos.

No son pocos los que sostienen que cada día que pasa es «un día más sin muertos» y un paso hacia la irreversibilidad del alto el fuego. Quienes así piensan no debieran perder la perspectiva de que cada día que pasa en estas condiciones es también un día más de conculcación de los derechos de los presos, un día más de empeoramiento del estado de Iñaki de Juana y un día más haciendo caso omiso a la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca que reivindica su derecho a decidir libre y democráticamente su futuro.

La izquierda abertzale volvió a refirmar ayer su compromiso con un proceso que resuelva definitivamente el conflicto, y lo hizo pidiendo hechos al Gobierno de Zapatero y proponiendo al conjunto de agentes vascos formalizar un primer acercamiento político para buscar acuerdos básicos. Se trata de un llamamiento que se antoja sincero y que no debiera dejarse caer en saco roto. -