A la salida de la reunión entre Rajoy y Zapatero, los editorialistas de la derechona se aprestaban limar algunos detalles que maquillaran la antigüedad de sus editoriales.

El editorialista de “El Mundo” nos dijo lo mismo que la víspera: «Lo que ayer sucedió es muy malo para los demócratas de este país, ya que quedó en evidencia que se han agotado las posibilidades de acuerdo entre el PSOE y el PP en este asunto. Zapatero es el que más tiene que perder, ya que corre el serio riesgo de que ETA le deje en la estacada dentro de unos meses rompiendo el alto el fuego. Ello tendría un devastador coste político para el presidente, que ha elegido la ruta más peligrosa». El de “La Razón” no le iba a la zaga: «lo más preocupante de la reunión de ayer es que cuestiones de máximo relieve como el futuro de Navarra siguen en el aire. Que Batasuna irrumpiera en la entrevista con un comunicado para advertir que la anexión de la comunidad foral no es negociable, revela hasta qué punto se equivoca el presidente del Gobierno al no despejar la muchas incertidumbres que rodean su negociación con ETA».

Más pesimista, si cabe, el escriba sentado de “Diario de Navarra” advertía que «la reunión de ayer sólo verificó el distanciamiento. Zapatero sabe que sin el PP no hay ‘proceso de paz’ viable y que ésa es su debilidad esencial».

Mientras tanto en “El Correo Español” y “El Diario Vasco” eran otras las inquietudes del editorialista: «En las últimas semanas, y a medida que la inquietud por la reversibilidad del alto el fuego de ETA se hacía patente, han sido muchas las voces que en Euskadi han abogado por la continuidad del proceso. Profesores de las universidades vascas, un grupo de juristas de toda España y el obispo Uriarte se han referido no sólo a la necesidad de realimentar la esperanza, sino que han aconsejado cómo hacerlo. Lo preocupante es que muchas de esas iniciativas interpelan más al Gobierno que a la propia ETA, o tienden a equiparar a ambos. De nuevo nos enfrentamos al riesgo de que una parte de la opinión pública, especialmente en el País Vasco, tienda a olvidarse de que el problema no es otro que ETA, su terrorismo y su persistente amenaza. Una inclinación de la que la banda terrorista sabe aprovecharse tan bien que evitarla debe centrar el esfuerzo tanto de los partidos democráticos y de las instituciones como de los líderes de opinión comprometidos con el final del terrorismo y con la libertad». Lo que está claro es que lo único que no quieren es que esto avance. -

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