Laura Gonz�lez de Txabarri - Responsable del Departamento Internacional de ELA
Sobre la crisis de la construcci�n europea
El llamado proceso de construcci�n europea est� en crisis. En el diagn�stico, coincidimos todos; no as� en las causas. Mientras algunos defienden que la raz�n del estancamiento actual hay que buscarla en el rechazo de Francia y Holanda al Tratado por el que se establece una constituci�n para Europa, para ELA, el no de estos pa�ses al Tratado, nuestro propio no, no es la raz�n de la crisis, sino su resultado. La crisis de la UE, larvada durante a�os, es fruto de la orientaci�n neoliberal del proceso de construcci�n europea, de la primac�a del mercado sobre todas las cosas. El modelo social europeo ha sido el primer objetivo de esta ofensiva, y la clase trabajadora, la primera v�ctima.
Desmantelando el Estado de bienestar Europa representaba, en el mundo, un ideal de desarrollo y progreso. Su modelo econ�mico, a diferencia del capitalismo estadounidense, ten�a una dimensi�n social. Sobre ese modelo se fundament� el �Estado de bienestar�, que se desarroll� a partir de la II Guerra Mundial.
Sin embargo, la irrupci�n, all� por los setenta, del pensamiento neoliberal, que consideraba como una carga intolerable el compromiso social del estado de bienestar, marca definitivamente el rumbo de la construcci�n europea.Esta orientaci�n se manifiesta en el Tratado de Maastricht, que dirige la acci�n p�blica a reducir la inflaci�n, la deuda p�blica y la inestabilidad monetaria, mientras deja de lado par�metros como el empleo, la protecci�n social o la fiscalidad. Luego, los criterios de Maastricht son asumidos y confirmados por el Pacto de Estabilidad. M�s adelante, los acuerdos resultantes de las cumbres de Lisboa (2000), Barcelona (2002) y, m�s recientemente, el propio Tratado por el que se establece una Constituci�n para Europa, ratifican el dominio del pensamiento y las recetas neoliberales. Es la pol�tica que impulsan la Comisi�n europea, el Consejo o Banco Central: primac�a del libre mercado y la competitividad sobre el bienestar de la mayor�a de la gente.
Mayor desigualdad En otro plano, el avance del compromiso neoliberal de los estados de la Uni�n Europea va parejo al retroceso de su capacidad de acci�n pol�tica: reducci�n de los ingresos fiscales y su progresividad, recorte del gasto p�blico, privatizaci�n de los servicios, desregulaci�n y precarizaci�n de las relaciones laborales... Hay que se�alar que nuestras instituciones m�s cercanas (diputaciones, y gobiernos de Iru�ea y Gasteiz), son secuaces destacados de este compromiso neoliberal.
Asistimos, mientras tanto, al crecimiento espectacular de las rentas del capital y al estancamiento, cuando no retroceso, de los salarios, con su corolario de aumento de las desigualdades sociales. La ofensiva contra el llamado modelo social europeo no amaina. Los casos m�s recientes (Directiva de Servicios o Directiva Bolkestein, el Reglamento Reach, o la revisi�n pendiente de la Directiva de tiempo de trabajo) ratifican el predominio de los intereses econ�micos de las empresas transnacionales, sobre los aspectos de car�cter social, laboral o medioambiental. El �ltimo episodio de esta larga lista lo constituye el �Libro Verde sobre la modernizaci�n del derecho laboral�, presentado recientemente por la Comisi�n Europea. Su objetivo: la adaptaci�n de la legislaci�n laboral a las nuevas necesidades del mercado mediante la �conciliaci�n de una creciente flexibilidad con la necesidad de ofrecer a todos un m�ximo de seguridad�. Lo han llamado �flexiseguridad�. La iniciativa de la Comisi�n es, como poco, una iron�a. En Euskal Herria tenemos sobredosis de flexibilidad: nuestra tasa de temporalidad supera el 29% y duplica la media europea; de seguridad andamos mucho peor ya que, a la precariedad en el trabajo se a�ade la manifiestamente insuficiente cobertura social. El del �libro Verde� no es un planteamiento nuevo. Ya en la cumbre de Lisboa del a�o 2000 se hablaba de flexibilidad laboral, l�nea que se profundiza en la cumbre de Barcelona del 2002, en la que se se�ala la necesidad de �seguir prestando especial atenci�n a la reformas de empleo y del mercado laboral�; a los sindicatos se len encomienda negociar con la patronal �la adaptabilidad de las empresas en aspectos tales como la negociaci�n colectiva, moderaci�n salarial, mejora de productividad, formaci�n permanente, nuevas tecnolog�as y organizaci�n flexible del trabajo�.
Crisis de un modelo La crisis del proceso de construcci�n europea no admite dudas. En cuanto a sus causas, pienso que la principal es la orientaci�n neoliberal de las pol�ticas de la Uni�n. La cuesti�n prioritaria no es, por tanto, la de c�mo reflotar el proyecto de Tratado, encallado en Francia y Holanda, sino la de c�mo abordar, y corregir, las causas de fondo de la crisis: el car�cter antidemocr�tico, neoliberal y antisocial del proyecto.
Es hora, por tanto, de que las pol�ticas de la Uni�n Europea tengan una orientaci�n social y democr�tica: recuperar el objetivo del �estado de bienestar�, democratizar y acercar a la gente el funcionamiento de las instituciones, y tomar en consideraci�n las realidades y las aspiraciones de los pueblos. Lo digo desde la convicci�n de que la construcci�n europea es hoy m�s necesaria que nunca: s�lo esta Europa evitar� ser arrastrada por la corriente de la globalizaci�n neoliberal y podr� proponer un modelo alternativo, acorde con las necesidades y aspiraciones de trabajadoras y trabajadores, y de la mayor�a de la gente. -
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