Raimundo Fitero
Un micrófono
Si usted ve un escenario con cámara negra, cuatro músicos al fondo y un micrófono de pie junto a un taburete en el centro, ya sabe que se enfrenta a un monologuista, un cuenta historias a base de gags encadenados, un artista o un famoso en horas de promoción. No hay que huir del género, pero hay que cribarlo. Lo que fue hace unos años una reconciliación televisiva con un humor no tan paródico se ha convertido en una plaga. O dicho de manera más positiva, en el lugar común donde acuden todos los simpáticos, graciosos, ocurrentes del globo, y entre ellos siempre puede aparecer el buen actor o actriz, el que maneja bien los resortes internos del monólogo, el que tiene ideas nuevas y el que logra hacer una obra de arte a base de crear figuras con las palabras, de cargar de intenciones las frases, las situaciones y de la estructuración apropiada de las ocurrencias.A los concursantes o cooptados de “El Club de Flo” en La Sexta, cuando son mandados a su casa, les regalan un micrófono como recuerdo de su paso por el programa. El programa es una vuelta de tuerca a los muchos espacios de monologuistas que hemos podido presenciar: aquí la novedad es que se buscan a personajes famosos que no sean especialistas, y, a base de ensayos con unos maestros, se enfrenten públicamente. Los miembros del jurado determinan quién sigue y quién se va. Es decir, es un programa de entretenimiento. No tiene ínfulas académicas, ni siquiera se trata de un reality, es un simple entretenimiento y se ve cómo a ciertos individuos del mundo de la televisión o las pasarelas el hacer un monologo les cuesta un montón. Están en la final cuatro mujeres. Y esto sí que es una novedad. Son contadas las mujeres que logran continuidad con los monólogos. Es como si fuese un género macho. Y no tiene ningún sentido, nada más que el sociológico, para mantener esta rara hegemonía. En esta ocasión las finalistas son Eva González, Terele Campos, Mayra Gómez Kemp y Raquel Revueltas. La mejor, a mi entender, es la primera. Pero esto no es nada más que una opinión. Lo cierto es que sorprende la soltura y capacidades para el género de estas cuatro figuras mediáticas. Y no estoy loco. -
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