Después del debate en el Congreso español, la prensa de ayer rebosaba referencias, comentarios y editoriales sobre lo allí dicho y sobre la paliza que uno de los dos púgiles habría propinado al otro. No es posible referir aquí todo lo escrito, pero valga mirar a “El País” y “El Mundo” para saber cómo se respira en las filas de los dos partidos en liza.El editorialista de “El País”, en la línea crítica mantenida a lo largo de nueve meses con ZP, advertía que «es posible que Zapatero piense que es más prudente no adelantar sus propias propuestas para el nuevo periodo (...) pero precisamente porque, como él mismo recordó, suya es la responsabilidad de dirigir la política antiterrorista, debió haber sido menos genérico a la hora de sacar las conclusiones de este fracaso con vistas a la nueva orientación. Por ejemplo, respecto a la separación radical entre lo que cabe acordar con ETA (reinserción) y lo que de ninguna manera puede ser sujeto de negociación con los terroristas».
No crean que le daban jabón a su candidato, no. Y, además, le marcaban los pasos a dar en el futuro:«Existen divergencias sobre a partir de qué grado de debilidad de ETA deja de ser imprudente la búsqueda de un final pactado; sin embargo, esa diferencia es ahora menos acusada desde el momento en que hasta los partidos nacionalistas admiten que Barajas no sólo ha arruinado esta tregua sino cualquier proceso planteado sobre la base de treguas de cualquier tipo: el abandono definitivo y comprobable de la actividad terrorista será en adelante condición para cualquier diálogo sobre la reinserción de los presos y activistas clandestinos».
Y si así se las gastaban en «El País», en “El Mundo” Luis María Ansón sentenciaba que «‘En cuando ETA me de un pretexto, volveré a negociar’. En estas palabras se resume el fondo de la intervención ayer de Zapatero».
A partir de ahí, el desbarre. Federico Jiménez Losantos, también en «El Mundo», aseguraba que «este Zapatero de nuestros pesares y de sus pecados no está bien de la cabeza, del espíritu o del alma, aunque de cuerpo se cuide y pueda jugar al basket».
Ya conocen el estilo de la casa de Pedro J. Ramírez, y también allí David Gistau dejaba sentado que «la mano tendida de Zetapé es la de quien pide auxilio porque se lo están tragando las arenas movedizas en las que se metió solito». A ver qué pasa ahora. -
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