Se están por celebrar en el Salvador los quince años de la firma de los acuerdos de Paz. Van a celebrarlo como si realmente después de finalizada la guerra habría mejorado la situación de pobreza de miles de salvadoreños. Los acuerdos de paz se firmaron lo dicen la derecha y la izquierda del país para acabar con el conflicto armado. Si el pueblo organizado tomó las armas, lo hizo para cambiar las estructuras injustas que reprimían reprimen a los movimientos sociales de izquier- das. ¿Valió la pena la firma de los acuerdos de paz? ¿Valió la pena que el Frente y sus combatientes entregaran las armas? ¿Y a cambio de qué las entregaron?El Gobierno salvadoreño, presionado por los norteamericanos, aceptó a regañadientes entrar en la firma de los acuerdos de paz. Mientras que en la dirigencia del FMLN había un cansancio militar... influenciado por los acontecimientos mundiales, especialmente por la caída de los gobiernos «comunistas» de los países del Este.
Las causas del conflicto, que fueron esencialmente dos: económicas y represivas, siguen intactas. La situación social y política no ha mejorado en nada para las amplias mayorías de el Salvador. Medró, y nadie lo niega, la apertura democrática a partidos de izquierda. El FMLN participa hoy en las elecciones. Medró la economía que sigue beneficiando a las corporaciones internacionales y a la minoría oligárquica salvadoreña. La burguesía y las fuerzas armadas en connivencia y al amparo de los norteamericanos, se valieron de los escuadrones de la muerte para aterrorizar, asesinar y desaparecer a miles de salvadoreños. Los responsables nunca fueron investigados ni juzgados, y quienes los financiaron tampoco. La estructuras represivas siguen potencialmente activas, con Joaquín Villalobos (ex comandante guerrillero) de asesor. El Estado salvadoreño no impulsó investigaciones serias respecto a los asesinatos y a las desapariciones, que se cuentan por miles. En un informe realizado por Naciones Unidas sobre las violaciones de los derechos humanos, el Gobierno y la fuerza armada salieron mal paradas.
La ley de Amnistía decretada por la Asamblea Legislativa para 1993 dejó en libertad a los responsables de la muerte de los jesuitas. Mientras, dejaban en la cárcel a petición de la embajada gringa a miembros del FMLN que habían dado muerte en combate y por ende en legítima defensa a marines norteamericanos.
La inseguridad social se ha venido instalando en el país... en 1994 y 1995, morían acribilladas una alarmante cifra de 150 y 160 personas por cada 100.000 habitantes, se convirtió así en el país mas violento de América latina.
Un estudio llevado a cabo por la UCA sobre muertes violentas en el país decía que desde 1995 a 1998 habían muerto, en tiempos de «paz y democracia», unas 10.000 personas. Y en 2005 la cifra era de 3.761 por cada 100.000 habitantes y se convirtió, otra vez, en el país más violento del continente latinoamericano. Hay en este momento un escenario de impunidad casi absoluta, que prevalece desde los años setenta, se mantuvo durante la guerra, después de ésta y continúa. Siguen asesinando a personas vinculadas a los movimientos sociales y sindicales. Asesinatos políticos que muchas veces los encubren como «delitos comunes». Siguen matando a personas que en su tiempo fueron influyentes en lo político y militar dentro del FMLN. Hoy, hay más inseguridad que en tiempos de guerra.
Se aprueban leyes que benefician a las empresas extranjeras y los diputados en el Parlamento imponen como moneda oficial el dólar norteamericano. En el año 2001 se dolariza el país. En un estudio reciente llevado a cabo por la UCA (Universidad dependiente de los jesuitas) denunciaba que las multinacionales son las que mandan en el país, son ellas las que dictan las leyes y los partidos políticos en el Parlamento las acatan.
Quince años después de la firma de los acuerdos de paz, siguen abiertas las heridas que dieron origen al conflicto armado salva- doreño ¿La firma de los acuerdos de paz era el único camino? ¿A cambio de qué entregaron las armas y por qué? Las respuestas a estas preguntas las tienen que dar los dirigentes del FMLN. En este momento decir que en El Salvador se ha fortalecido la democracia es mentir, y decir que las cosas han cambiado también es mentir, a los datos nos remitimos.
Finalizada la guerra y con la firma de los acuerdos de paz, quien se ha beneficiado, ha sido la oligarquía salvadoreña y las transnacionales. Mien- tras los escuadrones de la muerte deambulan como león rugiente buscando a quién devorar, la miseria sigue siendo el pan de cada día de millones de personas en el país mas pequeño de América Latina. -