DONOSTIA
La secretaria de Relaciones Laborales y de Salud Laboral de LAB, Garbiñe Aranburu, el representante del sindicato en el sector industrial, José Luis Rezabal, y la representante en el sector público, Mati Iturralde, ofrecieron ayer a la prensa detalles de la línea de actuación de la central abertzale. Negociación colectiva que se produce en medio de un contexto «complicado», en opinión del sindicato, tanto por la situación socioeconómica como sociolaboral, por la actitud de la patronal y la división sindical.
Al respecto, Aranburu afirmó que «la precariedad se va extendiendo y la actual situación se caracteriza por las altas tasas de temporalidad, siniestralidad, no tener garantizado el acceso a una vivienda digna y por unos servicios sociales cada vez menores o inexistentes».
Frente a esta realidad se alza otra bien diferente. Así, Rezabal denunció «el beneficio desproporcionado de las empresas, con un incremento del 29% respecto del año anterior». En su juicio, esta es la causa «de la espiral inflacionista, y no los salarios», añadió.
En esa línea, Aranburu indicó que los «últimos años, desde 1994, han sido años de crecimiento económico, pero hay que subrayar que pese a ello la calidad del empleo ha caído y continúa cayendo; crecimiento que, por otro lado, tampoco ha tenido reflejo en la subida de los sueldos porque porcentualmente han crecido mucho menos que los beneficios».
Las razones de esta contradicción son claras: «Los beneficios empresariales no se destinan a mejorar la calidad de los puestos de trabajo o hacia los salarios».
En cuanto a la negociación colectiva, Rezabal explicó que LAB «no va a dar por buena la consigna de la moderación salarial» frente al «atraco que supondría la negación de la retroactividad» de los salarios.
Rezabal indicó que LAB tampoco va a «admitir convenios sectoriales que no contemplen la reducción de jornada», y apostó por «convenios sectoriales dignos y su complementación con convenios de empresa».
Aranburu, por otro lado, apuntó que «la división sindical no ayuda a hacer frente a la patronal», y aseguró que también impulsarán «la acumulación de fuerzas», pero no cómo «objetivo en si misma, sino atendiendo a la dinámica sindical».
En cuanto a las reivindicaciones del sindicato, apuntó a la «lucha contra la precariedad laboral, por la calidad del empleo, y por la equiparación de los sueldos a la situación económica», y apuntó que «las mujeres cobran entre el 38 y el 48% menos que los hombres».
También apostó porque «los convenios no sean de larga duración», como quieren unos empresario que ven la negociación colectiva como «un ritual que les sirve para imponer sus reglas». Por tanto, llamó a la lucha y a la movilización para conseguir cambiar la correlación de fuerzas y para que que «la riqueza se reparta de forma más equitativa».