Mayo ha recuperado la sonrisa, y Angoitia tiene que aguantar sus bromas. A los apelativos de «taxista» y «viejo», el director de Markina responde que él no es «ni peor ni mejor que nadie, sino diferente». A la pregunta de quién manda en esa relación, Mayo responde inmediatamente:«El jefe soy yo», a la vez que Angoitia no puede reprimir las carcajadas. Dos personas con genio que «una casualidad» unió en 1998. Mayo sufrió un grave accidente de automóvil y Angoitia le tendió la mano.Desde entonces no se han separado y sus vidas han corrido en paralelo.Como en todas las relaciones, han tenido malos y buenos momentos, pero siempre se han tenido cerca cuando el otro lo ha necesitado.
Mayo recuerda aquella primera llamada, que enseguida descubriremos que no fue el primer contacto entre ambos. «Sabino me llamó al de poco tiempo de llegar a casa del hospital. La verdad es que estaba hecho un cromo, en silla de ruedas, con un brazo y las dos piernas escayoladas. Ni tan siquiera pensaba en andar en bici, después del viaje que tenía bastante tenía con pensar en recuperarme primero».
Sin embargo, los dos se conocían de un encuentro anterior. Mayo fue el mejor juvenil vasco y Angoitia y Baqué, como todos, le quiso reclutar. Mayo no da importancia a aquel día, pero Angoitia sí que recuerda muy bien aquella reunión. «Montó un numerito, porque él ya tenía claro que iba a correr enBanesto».
Mayo interrumpe: «No fue un numerito. Yo quería ir a Banesto, pero mi director de entonces, Juan Mari, dijo que había que hablar con todos para quedar bien. Y así fue. Evidentemente yo sabía que a Baqué no iba a ir».
Angoitia vuelve a tomar la palabra. «Recuerdo que vino 45 minutos más tarde de lo que habíamos quedado. «¿Te acuerdas? Eso no es cierto», replica Mayo. Me acuerdo como si fuera ahora mismo. Aquello a mí personalmente me decepcionó bastante».
Pero, a pesar de aquel «desplante», Angoitia siguió la pista de Mayo y por «una casualidad», sus caminos se cruzaron.
«Un chaval mío, Asier Zabala relata Angoitia, tuvo un accidente de coche y fui a visitarle.El fue el que me dijo que allí estaba Mayo y que había tenido otro accidente. Entonces me interesé por él, y justo ese día se había marchado a casa, pero conseguí el teléfono y decidí llamarle. Surgió así».
Así que en 1998 Mayo vistió por primera vez el maillot de Baqué, bajo la tutela de Angoitia, un director de carácter. «Tenía fama de que echaba unas broncas de cristo padre a todo el mundo y que tenía mano dura», dice Mayo. «Tenía esa impresión, y en cierto modo así era, pero tampoco era todo lo que decían».
Estima que con Angoitia «no hay mentiras. Yo prefiero una persona así, que sabe lo que quiere, que no te diga a todo amén y que cuando te das la vuelta te pone a caldo».
Angoitia, por su parte, recuerda a un Mayo muy lejos de su plenitud física, después del grave accidente que sufrió. «No tenía musculatura y las primeras carreras fueron algo previsibles y se retiraba en casi todas. En su recuperación tuvo mucho que ver Carlos Frontaura. Fue duro, sobre todo para Iban. El pensaba que se iba a recuperar antes y esto duró toda una temporada».
Mayo asiente. «Me costó mucho; tenía una carrera buena y tres mal. Ellos me daban más tranquilidad».
Y en 1999, Mayo volvió por sus fueros. Llegó la explosión. El de Igorre fue el mejor amateur del Estado español de la mano de Angoitia. El genio había vuelto.
Dos caracteres frente a frente. «Claro que chocamos», afirma Angoitia. «Mi forma de ser es ésa, de impulso y, por eso, sé comprender a los corredores que también tienen impulso. Siempre hemos tenido broncas, pero para mí es algo normal, cuando para otros es un extremo».
Mayo asiente de nuevo. «Siempre ha habido respeto. Enfadar siempre nos hemos enfadado y hemos estado sin hablarnos en alguna carrera».
Angoitia toma la palabra. «Iban siempre ha tenido genio, un corredor que da esas exhibiciones tiene genio. ¿Problemático? Eso nunca lo he entendido. Lo que a mí me gusta es que tengan respeto y dentro de eso puedes discutir».
Un sueño «a medias»
Tras el paso de Mayo a Euskaltel-Euskadi, sus caminos se separaron.Pero sólo deportivamente, porque han mantenido un contacto estrecho. Ocho años después, Angoitia volverá a dirigir a su pupilo en Saunier Duval. Un sueño cumplido «a medias», según el de Markina. «Mi ilusión era tener un equipo profesional y ser yo el que construya ese equipo. Eso no ha llegado. Los sueños van cambiando, por eso son sueños».
Los dos reconocen que sus caracteres se han pulido con el paso de los años. «Sabino se ha calmado bastante», asegura Mayo entre risas. «Ahora también dice lo que piensa, pero se ha vuelto más diplomático».
El técnico vizcaino confirma que «por supuesto» que Mayo ha cambiado «porque igual que yo ha recibido muchos palos y es mirado con lupa».
«Iban continúa Angoitia se ha hecho a sí mismo porque su vida no ha sido un camino de rosas. Siempre se le ha exigido más. Quizá es un corredor que ha llegado a unos límites y que por diferentes causas no ha podido rendir. La cuestión es que no es un corredor regular, sino excepcional, y queremos que siempre lo sea».
«Los últimos años ha estado con una presión extra y el carácter le ha cambiado bastante. ¿Ultimamente? Se le ve más relajado. Ahora se puede hablar con él y hace unos meses no se podía, ni yo ni nadie», concluye.
Mayo insiste en que «los dos hemos recibido muchos palos y está claro que sí que cambias, pero hemos seguido adelante».
Angoitia y también Frontaura son los que mejor
conocen a Mayo, y por eso le pedimos que nos adelante de qué puede ser capaz su
pupilo. Piensa que puede hacer grandes cosas, pero, como siempre, habla claro.
«En plenitud física y teniendo un buen día es capaz de ganar y dar una
exhibición en cualquier carrera del mundo, incluido el Tour. Eso no quiere decir
que sea regular, porque también es capaz de lo peor, de la mayor cagada». -