LONDRES

De acuerdo con los servicios de emergencia, un hombre falleció en Berkshire al caerle un árbol derribado por los fuertes vientos. Asimismo, el conductor de un camión perdió la vida al volcar su coche en North Yorkshire. En Stockport, una mujer murió aplastada por un muro que se desplomó por efecto del viento. En un polígono industrial del condado de Greater Manchester, un hombre murió al golpearse contra un postigo metálico, mientras que, en Chester, otro varón falleció al precipitarse contra su coche un camión arrastrado por el vendaval. En Kentish Town, una pared aplastó a un niño de dos años. A última hora de la tarde, un anciano sufrió un ataque cardiaco cuando intentaba que el viento no se llevara una valla en Prenton.

Además de la pérdida de vidas humanas, miles de viviendas, más de cien mil, se quedaron sin suministro eléctrico y el caos se apoderó de los aeropuertos, ferrocarriles y carreteras de todo el país.

En el aeropuerto londinense de Heathrow, British Airways canceló más de cien vuelos. En el de Liverpool, temporalmente se suspendieron todos los vuelos, en el de Manchester más de ochenta y en Stansted hubo trece cancelaciones.

También se produjeron retrasos en los servicios ferroviarios y hubo cortes parciales en las carreteras. Los transbordadores entre la isla de Wight y la ciudad de Southampton, en el sur de Inglaterra, fueron cancelados. En relación con la mar, un portavoz de los guardacostas de Falmouth informó de que equipos de rescate británicos y franceses acudieron en ayuda de 26 marineros del carguero que naufragó en aguas del Canal de la Mancha.

Los vientos, de hasta 115 kilómetros por hora según el Instituto de Meteorología, y las fuertes lluvias convirtieron la jornada de muchos en una pesadilla. «Podemos ver coches aparcados arrastrados por el viento y farolas tambaleándose», comentó una vecina de Gales a la BBC.

En Holanda, la cifra de muertos ascendió a cuatro, entre ellos, un niño que circulaba en bici en la provincia sureña de Brabante. Los retrasos en el tráfico áereo también fueron una constante. El aeropuerto de Amsterdan sólo habilitó dos pistas, una para despegues y otra para aterrizajes. El de Rotterdam anuló los vuelos con destino a Gran Bretaña.

Además, las autopistas holandesas registraron unos 150 accidentes. Durante la mañana, hubo retenciones de hasta 30 kilómetros, especialmente a la entrada a Amsterdam, donde se aconsejó a los ciudadanos no salir de casa a menos que fuera necesario para evitar posibles accidentes por el desprendimiento de tejas y ramas de los árboles. Una estación de tren tuvo que ser desalojada al romperse partes de su cubierta y se interrumpió el tráfico ferroviario con origen o destino a esa ciudad. En Utrecht, una grúa cayó sobre un edificio de la Universidad.

Alemania vivió el temporal más fuerte de los últimos veinte años que causó, al menos, tres muertos y mantiene al país en alerta. En Baden-Württemberg, un hombre murió al estrellarse el vehículo que conducía contra un árbol que había caído en la carretera. En Baviera, un bebé perdió la vida cuando los fuertes vientos arrancaron de cuajo la puerta de una terraza y ésta golpeó al pequeño.

Los vientos que genera este temporal alcanzaron los 190 kilómetros por hora en el macizo montañoso central.

En el Estado francés, llegaron a los 180 kilómetros por hora e hicieron impracticables numerosas carreteras por la caída de árboles o de paneles de tráfico. Dos personas perdieron la vida en sendos accidentes.

En Bélgica, las rachas de viento superaron los 120 kilómetros por hora, obligaron a suspender vuelos. También forzaron el amarre de los transbordadores que unen el país con Gran Bretaña y se registraron algunos accidentes leves.