SEPI puede recuperar Babcock para el sector público por incumplimiento de ATB
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) podría recuperar la propiedad de Babcock, dado que el control siempre lo ha tenido, si decidiera ejecutar las condiciones de los acuerdos del proceso de venta que se inician en el año 2000 con la primera privatización a la anterior propietaria, una alemana que entró en suspensión de pagos antes de ejecutar la compra de la planta de Trapagaran. Después SEPI y la antigua Babcock Wilcox Española ejercieron el control y subrogaron la primera venta a los austriacos, siempre que realizaran inversiones y planes, que no han logrado.
BILBO
El futuro de Babcock es incierto, ya que los actuales propietarios ni han cumplido con el anterior plan industrial ni han presentado uno nuevo que garantice el futuro a medio plazo de esa empresa de bienes de equipo de Trapagaran.La realidad demuestra que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)es propietaria de esa empresa, dado que no se han cumplido las condiciones desde la primera privatización en febrero de 2000. Sin embargo, la sociedad pública que preside Enrique Martínez Robles se niega a ejercer ese derecho de reversión y, en cambio, está permitiendo la continuidad de ATB conociendo de que no será capaz de sacar adelante a esa empresa, como en varias ocasiones ha indicado en el Senado español el vicepresidente segundo español y ministro de Economía, Pedro Solbes. Este aspecto es clave, según expresa Carlos Corral, responsable de ELAen la empresa de Trapagaran, porque, igual que opinan ESK y LAB, la dirección austriaca actual «no ofrece garantías de continuidad» y opina que se está alargando el proceso para que se llegue a una situación «irreversible». En teoría, según explicó ayer UGT, la sociedad pública española había fijado la «desvinculación con Babcock para el día 30 de enero». Ese sindicato, que está negociando en Madrid en solitario, espera que «esa fecha sólo suponga una referencia» porque, de lo contrario, ATBtendría «a partir de hoy» las manos libres para hacer y deshacer con la empresa de bienes de equipo. Todas la fuentes consultadas por este periódico explican que ATB primero quiere llevar adelante el recorte de 80 puestos de trabajo con ayudas públicas. Desde la entrada de ATB en Babcock, en enero de 2004, la empresa ha recibido una inyección económica pública de 135 millones, de los que 90 millones sirvieron para pagar el anterior expediente de regulación de empleo y en el que se produjo el escándalo, ya que delegados de CCOO, UGT y ELA, junto a un grupo del equipo más cercano a la dirección, obtuvieron una trato de favor en cuanto a las condiciones económicas de la prejubilación y que les situó con importantes mejoras de cara a las futuras pensiones de los trabajadores, tras el paso por la prejubilación. Otros 20 millones tuvieron que pagar a Alstom, mientras que el resto quedó retenido por SEPI porque ATB«no había cumplido» con sus compromisos de inversión tecnológica, formación de los trabajadores y desarrollo de la actividad productiva». Sin embargo, en diciembre ATBrecibió de Madrid 4,9 millones para pagar las nóminas de los trabajadores, ya que no contaba con los fondos económicos necesarios. En ese momento, la dirección austriaca tomó la decisión de no pagar ni a proveedores ni a suministradores hasta el próximo mes de febrero. Se espera que a comienzos de la próxima semana, las empresas chinas que contrataron las gasificadoras envíen la parte proporcional de esos contratos para poder hacer frente a esas deudas. Todos estos hechos están deteriorando la imagen de Babcock, que comenzó este camino desde la privatización.
La sociedad pública estatal ocupó el lugar de la alemana
J. BASTERRA
BILBO Carlos Corral, de ELA, señala que «documentalmente la SEPI actúa en todo el proceso como el auténtico propietario y vendedor de las acciones, actuando de hecho a través de Babcock Wilcox Española». La vinculación es real ya que el acuerdo de privatización del pasado 9 febrero de 2000, suscrito entre la alemana BBX, SEPI y Babcock Wilcox Española (BWE) la denominación que utilizó cuando se encontraba en manos públicas determina que «se requiere el consentimiento escrito previo de BWE o SEPI para la venta de acciones de Babcock a un tercero. Sin embargo, SEPI y BWE van más allá en el acuerdo de terminación del contrato con la alemana ya que autorizan (sin ser sus dueños) expresamente que Babcock Borsig Power disponga de las acciones a favor de la compañía austriaca Austrian Energy & Environment, donde está integrado el grupo ATB». En ese acuerdo de finalización del contrato «SEPI y BWE exoneran al administrador judicial alemán de la insolvencia de cualquier responsabilidad». Este hecho, significa para el representante de ELA que «SEPI asume como suyas, es decir ocupa el lugar de responsabilidad del vendedor, que debiera de haber sido la empresa alemana, que entró en suspensión». Este cúmulo de hechos se unen a que el 12 de diciembre de 2003, el consejo de administración de SEPI decidió que ATB se subrogase a los derechos y obligaciones del contrato de de compraventa y la sociedad estatal se comprometió a realizar aportaciones. La venta de la empresa de Trapagaran fue un
chollo
La vinculación de SEPI en este proceso es directa. Ha actuado siempre de interlocutor necesario. Los acuerdos secretos con ATB y las situaciones que se recogen en los procesos de venta relacionan a la sociedad que preside Enrique Martínez Robles con el destino final. El problema se encuentra en que esa empresa con más de 100.000 metros cuadrados puede quedarse sin control público, un chollo. -
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