La manifestación de solidaridad con Ibarretxe provocó ayer, como era previsible, un buen número de reacciones editoriales en los periódicos. En los de aquí y en los de allí. Y el tono de casi todos era más que previsible.En “El Correo Español” entendían que «es de un oportunismo inadmisible considerar la citación como algo ofensivo para las instituciones de autogobierno». El mismo editorial se publicaba en “El Diario Vasco”, aunque las exigencias de sus respectivos mercados les obliga en ocasiones a «ablandar» o «endurecer» los términos. Así, en el hermano donostiarra del Grupo Vocento la frase quedaba como sigue:«resulta oportunista considerar la citación como algo ofensivo...».
También en la siguiente frase había matices. Decía “El Correo Español” que «se defiende poco menos que la impunidad del más alto representante de nuestra comunidad autónoma». En “El Diario Vasco” la frase sonaba más suave:«se defiende casi la impunidad...».
En “El Diario Vasco” Alberto Surio reconocía que «la decisión de imputar al lehendakari por parte del TSJPV constituye un error de gran calibre», lo que no era óbice para sentenciar que «la cuestión de fondo es que el nacionalismo sigue funcionando de forma muy reactiva, en clave defensiva y el abuso de victimis-mo funciona todavía de forma eficaz».
El editorialista de “El País”, que importa, y mucho, en Sabin Etxea, advertía a los jelkides de que «el PNV ha perdido una magnífica ocasión para contribuir a poner límites a la judicialización de la política, una tendencia que no ha dejado de incrementarse durante los últimos años». ¿Tomará nota J. J. Imaz?
El escriba de Pedro J. Ramírez, en “El Mundo”, mostraba su cabreo y aseguraba que la manifestación en cuestión «demostró de forma obscena la percepción que el nacionalismo tiene del ejercicio del poder y su visión de las relaciones entre la clase política y la ciudadanía».
No se quedaba ahí. También el lema de la convocatoria le
erizaba el vello: «dicho slogan sobrepasa la ironía y entra de lleno en el
descaro, ya que, si hay un agredido por la manifestación de ayer, es la institución judicial. Más aún, es la democracia misma porque los partidos nacionalistas salieron a la calle nada menos que para reclamar que los jueces ‘no controlen’ a los políticos ‘como si fuesen delincuentes comunes’». ¡Qué jeta tienen algunos! -
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