Jacinto Martinez Alegria

Ex concejal del Ayuntamiento de Iruñea

«Las fuerzas del orden aparecieron y el desorden quedó establecido». En la mañana del 9 de febrero, en la Avenida de Ronces- valles, las fuerzas de Seguridad del Estado ocupaban literalmente toda esa zona y los primeros portales de Carlos III. Treinta policías municipales, un número aproximado de policías armados, comisarios, secretas... También varios técnicos municipales, entre ellos Valdenebro, arquitecto municipal que, por cierto, nada tiene que ver con la obra del artista bilbaino Rafael Huerta. Me estoy refiriendo al encierro de bronce platinado.

Pide este hombre que se llegue a un acuerdo amistoso, que se pueda compartir con la estela de Germán. Recordarle a este escultor que su deseo puede significar la pérdida de sus honorarios. Se expone a ser acusado de exaltación al terrorismo. Estos de UPN son así. Desolador panorama.

La Policía española intervino violentamente y destrozó una pancarta que hacía mención a la estela de German, asesinado por los compañeros de esos policías el 8 de julio de 1978. Los cinco ciudadanos de Iruñea que portaban la pancarta fueron empujados contra la pared. Ni libertad ni expresión. El saludo militar del jefe de la Policía española al de la Policía Municipal viene a demostrar el entendimiento entre las distintas fuerzas de seguridad. Visto lo visto, me fui a casa. No esperé a la llegada de la alcaldesa Barcina, supongo que debidamente arropada por sus guardaespaldas y sus policías municipales, que están bajo su control.