Batasuna censuró ayer con dureza el plan previsto para la construcción de 19.000 viviendas en el señorío de Gendulain, junto a Zizur. «Se trata de hacer una ciudad de 60.000 habitantes donde ahora mismo no hay nada», afirma. Y subraya que el caso es muy grave ya que no responde a una demanda social, sino que es un proyecto para beneficio de «la asociación de promotores y los condes de Gendulain». Recuerda, además, que en el herrialde «siempre han sido los grandes promotores y constructores los que han dirigido la política de ordenación territorial», y alude a la autovía Iruñea-Donostia, Itoitz y el Canal.

Ante ello, Batasuna denuncia que «es un despropósito urbanístico contrario al principio de sostenibilidad»; explica que «el desembolso es desmesurado en infraestructuras, dotaciones y servicios a pagar con dinero público»; y añade que la propuesta no ha sido consensuada y, en su opinión, éste tiene que ser «un proceso participativo y no una imposición».

Al mismo tiempo, indica qué sería lo correcto: «Las nuevas viviendas deben construirse alrededor de núcleos ya existentes» y «distribuirse entre distintas localidades». De no hacerse así, como es el caso, los gastos «resultan desorbitados y existe el peligro de crear ghettos».

Plantea que «la política de vivienda debe basarse en el alquiler», creando para ello un banco público a partir de la expropiación de viviendas vacías.