Triunfa, a orillas del Pisuerga, un equipo que viste de blanco y violeta y en cuya plantilla se hallan nombres bien conocidos por la afición vasca. El Real Valladolid lidera con autoridad la Segunda División y camina con paso firme hacia el ascenso.

Anteayer batió el récord de partidos consecutivos sin perder en esta categoría -lleva 23 encuentros seguidos sin catar el sabor de la derrota- y aventaja en dieciocho puntos al Xerez, que es el cuarto clasificado.

En el banquillo de los de Pucela se sienta José Luis Mendilibar. El vizcaino llegó a la capital castellana después de haber sido fulminantemente cesado en el Athletic, a donde llegó gracias a su trabajo en el Eibar. El de Zaldibar estuvo en un tris de llevar a los azulgranas a la máxima categoría.

Bajo los palos, el titular es Alberto López, al que la Real no renovó para fichar al chileno Claudio Bravo. El irundarra comenzó como suplente, pero supo aprovechar la primera oportunidad que tuvo y ahora es fijo en el once. El Valladolid es el equipo menos goleado de Segunda: 21 tantos encajados en 29 partidos.

En el otro extremo del campo, Joseba Llorente es una pesadilla para las defensas rivales. En las últimas jornadas no ha podido jugar debido a una lesión, pero aún así suma ya trece dianas.

La representación vasca se completa con el alavés Iñaki Bea -que cumple su primera temporada-, y el navarro Chema, que lleva ya diez años en el equipo.

Sería ventajista decir ahora, a toro pasado, que se equivocaron quienes decidieron que Mendilibar, Alberto y Llorente no tenían un hueco en el Athletic y la Real. Pero no me negarán que el destino juega sus cartas con una gran dosis de ironía. Es probable que ellos estén en Primera mientras que los clubes para los que no valían luchen en el pozo de la Segunda.