Tirreno-Adriático
Koldo Fernández de Larrea se estrena a lo grande
El joven velocista alavés se desquitó en su cuarta temporada , inauguró su palmarés tras dar una exhibición al esprint y, de paso, dio al Euskaltel-Euskadi su primer triunfo en carreteras italianas
Unai IRARAGORRI | BILBO
Hasta él mismo se había desesperado. Estaba harto de pegar al palo, de recibir alabanzas y él no ser capaz de corresponder con el premio final de una victoria. Ayer se desquitó por completo y de qué manera. A sus 25 años, Koldo Fernández de Larrea por fin levantó los brazos. El corredor del Euskaltel-Euskadi no pudo elegir mejor escenario, el del UCI Pro Tour, y batió a los favoritos en la última etapa del Tirreno-Adriático. Andreas Kloden (Astaná) se llevó la general final.
De unas cualidades extraodinarias, había coleccionado puestos desde su debut en 2004 y esa tendencia se acentuó el año pasado cuando se peleó con McEwen y compañía en el Giro. La gloria, sin embargo, no llegaba. Ciclista de genio e impetuoso, las caídas y las lesiones también la habían lastrado. Su paciencia había llegado al límite, pese a los elogios de los que le rodean. Koldo agradecía esa confianza pero quería responder y ganar de una vez.
Antes o después tenía que llegar su victoria, porque lo intentaba hasta el último aliento. La Tirreno-Adriático era su siguiente reto. El desafío era difícil con Petacchi, Freire o McEwen, los más grandes, como rivales de lujo. Pero es de los que no se arruga. Su día llegó ayer, en el único esprint masivo.
Con la experiencia acumulada de tantos sinsabores, disputó un último kilómetro perfecto. Sus compañeros naranjas le dejaron lo mejor situado posible. Se antojaba difícil, porque a falta de 500 metros tenía 15 corredores por delante. Dejó hacer y se situó por detrás de O'Grady y Hushovd que, en volandas, le llevaron hasta la cabeza. Ya lanzado, el alavés abrió gas y dio una exhibición; primero, no se amilanó ante una caricia de Balducci y, todo potencia, esprintó hasta rebasar a todos. Tanto que logró una diferencia insalvable, pero no se lo terminaba de creer y no se atrevió a levantar los brazos hasta la misma línea blanca. Segundo triunfo del Euskaltel-Euskadi en 2007, tras el de Unai Etxebarria en Mallorca, y primero en Italia tras 14 temporadas en el pelotón.
El otro vencedor de la jornada fue Kloden que no puede comenzar mejor su aventura en el Astaná. En el podio, el alemán estuvo flanqueado por Kirchen y su compañero Vinokourov.
«Ha sido una victoria impresionante, estoy muy contento. Es mi primer triunfo en profesionales, y lo he conseguido en una prueba como la Tirreno-Adriático», resumía ayer un exultante Fernández de Larrea.
El gasteiztarra no hizo sino rematar el trabajo de todo el Euskaltel-Euskadi. «El equipo ha demostrado que confiaba mucho en mí», aseguró.
En cualquier caso, tuvo que batir a rivales de entidad. «Me he puesto a rueda de Hushovd. Y cuando he arrancado me he dicho «ahora o nunca». He remontado y hasta que no he pasado la línea de meta no me he atrevido a levantar los brazos».
El corredor vasco estaba muy necesitado de una alegría. «Este triunfo me quita presión. Quería ganar para quitarme un poco de ansiedad y porque estaba empezando a obsesionarme».
Tras su victoria, se mostraba ambicioso. «A partir de ahora quiero ir a por más. Quiero seguir trabajando como hasta ahora, con mucha fuerza e ilusión, para continuar mejorando. Ése es mi objetivo, seguir progresando».
Un triunfo el de ayer que tenía una dedicatoria especial a su madre. GARA