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Txotxe Andueza Periodista

«Nosotros, los demócratas»

Siempre me ha hecho gracia esa frase, porque generalmente es pronunciada por personas para quienes la palabra democracia es poco más que un lema. Dicen aquello de «Nosotros, los demócratas»... y se les llena la boca. Y acto seguido acuden, sin solución de continuidad, a su puesto en la Audiencia Nacional, donde harán oídos sordos a las denuncias y a las evidencias de la tortura en los detenidos que pasan ante ellos; a su escaño en el Congreso para seguir dando su apoyo a leyes liberticidas como la Ley de Partidos; a su batzoki a aplaudir las brabuconadas del burukide de guardia frente a los micrófonos; o a su palco mediático desde el que llamar a la rebelión ciudadana contra los malos que, como en política las cosas cambian muy lentamente, seguimos siendo los vascos y los rojos.

Y mientras ellos construyen su «democracia», los demás, o sea, «nosotros, los violentos», nos dedicamos a destruirla con gran ahínco.

Así, contraviniendo uno de los principios fundamentales de toda democracia representativa, que es que la ciudadanía vota cada cuatro años y el resto del tiempo calla y otorga, alargamos el proceso electoral con un paso previo que es el de dar nuestra firma a candidaturas a las que se quiere negar la participación en la vida política de este país. Luego, como todo el mundo, decidimos si votamos o no y a quién, pero lo peor viene tras el voto, ya que, no contentos con el daño hecho a la sociedad al colaborar para que todo el mundo ejerza el derecho a elegir y a ser elegido, exigimos cauces para controlar la gestión política, para asegurarnos de que las promesas se cumplen, para tomar parte directamente en las decisiones sobre todas las cosas que nos afectan. Y además, somos capaces de creer a las personas que han sido detenidas que denuncian haber sufrido malos tratos y tortura por parte de los distintos cuerpos policiales; ponemos en práctica con todo el descaro del mundo planes terroristas de movilización contra proyectos que amenazan el medio ambiente y los recursos de Euskal Herria; hablamos euskara como si fuera un idioma como los demás y no una herramienta de concienciación filo- terrorista... Y «nosotros, los violentos», estamos desfilando estos días -otra vez- ante notarías y ayuntamientos, para impulsar desde hoy la construcción de la democracia de la Euskal Herria de mañana.

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