La chica mala redimida por el viejo bluesman negro
«Blake Snake Moan»
La película protagonizada por Samuel L. Jackson y Christina Ricci ha armado un gran revuelo, incluso desde la presentación de los primeros llamativos carteles. Su controvertido argumento se inspira en la letra de un blues que habla de cómo liberarse de las pesadas cadenas del amor, aunque para obtener la redención haya que sufrir el castigo de la carne. El emergente cineasta Craig Brewer vuelve a contar con el respaldo del afroamericano John Singleton.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
El peligro que puede presentar una película tan peculiar como «Black Snake Moan» es que sea objeto de interpretaciones precipitadas por desconocimiento y por los prejuicios existentes en torno a la cultura sureña. Por el contrario, los buenos aficionados al blues la entenderán mucho mejor, sobre todo los que dominen el sentido entre mundano y ritual de sus letras. El título de la película está tomado de un blues compuesto por el mítico Blind Lemon Jefferson, un pionero de la música negra en Texas cuya ceguera no le impedía ver las cargas heredadas de la esclavitud.
Para interpretar su profético personaje, Samuel L. Jackson ha tenido que tener muy en cuenta los textos de sus canciones, aunque musicalmente las referencias son a la fuerza posteriores. A modo orientativo, el metraje incluye una filmación de archivo de Son House, toda una institución dentro del blues del Delta, aunque el actor adopta una pose en el escenario que recuerda a la conocida de John Lee Hooker. En alguien se tenía que fijar, porque Samuel L. Jackson no sabía tocar la guitarra antes del rodaje y ha debido de aprender las nociones básicas en un corto espacio de tiempo. Cantando se defiende y tiene ese toque «garrulo» que le va a su fanática caracterización, arropado, eso sí, por excelentes músicos que confluyen en una banda sonora antológica.
Aunque el cineasta Craig Brewer es blanco, su pasión por la música negra le convierte en un hermano más, máxime teniendo como padrino y productor al afroamericano John Singleton. El autor de «Los chicos del barrio» ya le respaldó en su anterior «Hustle & Flow», historia movida por sonidos raperos más actuales pero que también hablaba de redención. El protagonista era un dj interpretado por Terrence Howard, del que se podría considerar como una prolongación el bluesman que encarna Samuel L. Jackson. Éste es un viejo guitarrista y cantante de Memphis que ha caído en desgracia, después de dejar la vida de los garitos nocturnos por una mujer que ha terminado abandonándole y cayendo en los brazos de su hermano menor. La oportunidad para su redención personal la encuentra el día en que recoge en la calle a una muchacha maltratada, a la que enseguida identifica como una joven prostituta local. Para librarla de sus malos hábitos la atará a un radiador con una gruesa cadena, aplicándole una especie de exorcismo o mortificación física destinada a limpiarla por fuera y por dentro.
Con un argumento así de retorcido y de chocante, «Black Snake Moan» es una película abonada a la polémica y a las críticas exaltadas, a lo que también ha contribuido una muy sugestiva cartelería inspirada en las portadas de las noveluchas pulp, con fuerte carga sadomasoquista y racial.
Samuel L. Jackson no disimula el machismo que encierra su papel, dado que en el castigo que infringe a la chica blanca encuentra un cauce para su revanchismo contra las mujeres, por más que, de paso, diga estar haciendo una buena acción. A la vez, la cadena aparece como una paradójica metáfora de la conexión entre las personas, puesto que termina transformándose en un lazo amoroso, una especie de cordón umbilical que une a la hija descarriada y al padre que sufre con ella por la salvación de ambos. Ni que decir tiene que el protagonista justifica todos sus dudosos y cuestionables métodos de purgación en base a citas bíblicas, bien traídas dentro de la eterna lucha de la música negra entre lo sagrado y lo profano.
Dirección y guión: Craig Brewer.
Intérpretes: Samuel L. Jackson, Christina Ricci, Justin Timberlake,
S. Epatha Merkerson, John Cothran Jr., David Banner, Michael Raymond-James, Adriane Lenox, Kim Richards.
País: EE.UU., 2006.
Duración: 116 minutos.
Género: Drama racial.