Jonathan Kasdan quería escribir una historia muy personal para debutar en la realización, por lo que se puso a pensar cuál era la constante de su vida para llegar a la conclusión de que, desde su infancia, siempre había estado rodeado de mujeres. Además de servirle para profundizar en su propia sicología masculina, suponía una oportunidad para dirigir a distintas generaciones de actrices, desde la veteranísima Olimpia Dukakis a la joven Kristen Stewart, pasando por la madura Meg Ryan. Pero es Adam Brody quien encarna a su alter ego, un escritor que decide mudarse de Los Ángeles a la Norteamérica profunda tras sufrir el abandono de la que creía el amor de su vida. En su nueva residencia, a donde va a cuidar de su abuela enferma, descubrirá que en realidad ha terminado una etapa de su vida y comienza otra, abierta a un conocimiento mayor de las mujeres y a todo lo que le queda por aprender de ellas. Su misma abuela es una mujer extraordinaria de la que tiene mucho por asimilar, al igual que de sus vecinas. Son una familia con una madre que tiene que lidiar con dos hijas en edades difíciles.