«La caja»
M. I. | DONOSTIA
Al debutante Juan Carlos Falcón le han comparado a su paso por los festivales de Valladolid y Las Palmas con Pedro Almodóvar y con Berlanga. Con el primero por su predilección por las actrices y los personajes femeninos, y con el segundo, además de por la coralidad, por el humor negro de raíces costumbristas. Tampoco han faltado las comparaciones con la comedia italiana de los años 50 y 60, época en la que está localizada «La caja» en cuanto tiempo oscuro marcado por el luto, que era obligado para las mujeres en la confesional sociedad franquista.
Falcón llevaba diez años desarrollando el guión, basado en la novela de Víctor Ramírez «Nos dejaron el muerto», que conecta con la temática de sus primeros cortos, casi todos ellos burlonamente implicados en el tema de la muerte y la teatralizada representación dentro de la cultura latina.
La acción de «La caja» gira alrededor de un velatorio organizado en un patio de vecinos, debido a que la viuda no dispone de sitio suficiente en su pequeño cuarto. La mayoría de los que se acercan lo hacen para asegurarse de que el odiado personaje ha dejado de existir, a la vez que la que fuera su esposa se desentiende y empieza a disfrutar de su recién estrenada libertad.
Al frente del extenso reparto de actrices figuran Ángela Molina, Elvira Mínguez, Antonia San Juan y María Galiana. De las cuatro, la única en la que había pensado Falcón durante la escritura del guión era su paisana Antonia San Juan, últimamente mucho más entregada a su actividad teatral.