Los libaneses, divididos ante el tribunal sobre la muerte de Hariri
La resolución de la ONU que impulsa la creación de un tribunal especial para juzgar la muerte del ex presidente libanés Rafic Hariri no ha servido para avanzar en la superación de la división en la sociedad de este país árabe. Mientras los partidarios de Hariri festejan la decisión en las calles, la oposición, especialmente los chiíes, denuncian que es «un ataque a la soberanía libanesa».
GARA |
Los libaneses vuelven a demostrar su profunda división ante la aprobación, el miércoles, por el Consejo de Seguridad de la ONU de crear un tribunal especial que juzgue las muertes del ex primer ministro Rafic Hariri y otras personalidades antisirias.
Pese a la incertidumbre que se abre sobre el futuro del país, la actividad era normal ayer en Líbano. Los partidarios de Hariri repartían en la capital flores y dulces envueltos en celofán con la palabra «Justicia», después de que el miércoles celebraran con fuegos de artificio, cánticos y disparos al aire la resolución de la ONU.
Coincidiendo con esta decisión, las autoridades libanesas decidieron ayer abrir a la circulación el sector del hotel Saint Georges, donde tuvo lugar el 14 de febrero de 2005 el atentado con coche bomba que costó la vida a Hariri y a otras 22 personas, entre las que se encontraba el diputado Bassel Fleijan.
Algunos transeúntes se detenían en el lugar y besaban el suelo, mientras que excavadoras trataban de cerrar los cráteres que dejó la explosión.
Estas celebraciones no impiden que la mayoría de la población se muestre inquieta, sobre todo porque el Tribunal Especial para Líbano invoca el capítulo VII de la Carta de la ONU, que aborda las amenazas a la paz y a la seguridad mundial y prevé sanciones y la intervención militar en caso de desacato.
Esta resolución fue adoptada, bajo los auspicios de EEUU y el Estado francés, después de que las instituciones libanesas no llegaran a un acuerdo para crear un tribunal sin necesidad de intervención exterior. Pese a que el Gobierno dio su aprobación al tribunal, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, líder del grupo chií Amal, se ha negado a convocar al poder legislativo para ratificar al tribunal, y también el presidente del país, Emile Lahud, ha asegurado que no lo apoyará.
La oposición prosiria ha visto en la resolución de la ONU un intento de Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos internos de Líbano.
Malestar chií
El jeque Mohamad Hussein Fadlala, uno de los máximos dignatarios chiíes, acusó al Gobierno de Washington de impedir que se encuentre una solución a la crisis política que atraviesa el país árabe.
«Los EEUU desempeñan un papel perjudicial para Líbano, promoviendo el caos y la discordia y limitando de este modo las potenciales soluciones», dijo el jeque a la prensa después de entrevistarse con el embajador de Suiza, François Barras, cuyo país trata de promover un diálogo entre los libaneses. Este diálogo está interrumpido desde noviembre pasado tras la dimisión de seis ministros de la oposición, cinco de ellos chiíes, horas antes de la aprobación por el Gobierno de la creación de dicho tribunal.
La mayoría parlamentaria ve en la constitución de dicha instancia judicial, que podrá estar operativa en un año, la esperanza de que la justicia estará en condiciones, esta vez, de ser aplicada para terminar con los atentados que azotan Líbano desde hace tiempo.
La prensa, al igual que los ciudadanos, está dividida sobre la creación de dicho tribunal: diarios como «L'Orient-Le Jour», «An Nahar» o «Al Mustaqbal» resaltan en sus titulares que «ha triunfado la Justicia», mientras que «As Safir» y «Al Akbar» critican los intereses internacionales, ajenos a Líbano, tras la creación del tribunal.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el miércoles la puesta en marcha del tribunal especial para juzgar la muerte de Hariri por diez votos a favor y cinco abstenciones (Rusia, China, Sudáfrica, Indonesia y Qatar).
Siria ha reaccionado de forma hostil a la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de crear un tribunal especial para juzgar la muerte de Hariri, según destacaba ayer la prensa local.
El Gobierno sirio considera que establecer el tribunal bajo el capítulo VII de la Carta de la ONU «viola la soberanía de Líbano y podría desestabilizar el país», según un comunicado emitido tras la votación celebrada el miércoles en la sede la ONU en Nueva York.
Damasco añadió que mantiene su preocupación por que el tribunal pueda comprometer la jurisdicción siria sobre sus propios ciudadanos si alguno es acusado en el proceso.
Ayer, pocas horas después de conocerse la resolución que impulsa la creación del tribunal especial, llegó a Damasco Manuchehr Mottaki, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, aliado de Siria que también observa con recelo la creación de este tribunal.
Mottaki, que se halla en la capital de Siria en visita oficial de dos días, se reunirá con el presidente sirio, Bachar al Asad, a quien felicitará por su reciente reelección con el 97% de los votos en un referéndum, según anunció la agencia iraní IRNA.
Se espera que la puesta en marcha de este tribunal ocupe un lugar predominante en la agenda de la reunión entre Motttaki y Al Asad.
Detlev Mehlis, que ha investigado la muerte de Hariri por mandato de la ONU, concluyó que los servicios de seguridad sirios estaban implicados en el atentado, una acusación que ha sido rotundamente desmentida por Damasco, que reclama juzgar en Siria a cualquier implicado.
Hizbulá considera que la resolución supone «una violación de la soberanía y una injerencia en los asuntos internos» de Líbano, al que pone bajo «tutela internacional», y aboga por un acuerdo interno.