Quien quiera saber cuál de las dos películas sobre Truman Capote ha ganado el desafío se va a quedar con las ganas, porque no hay una vencedora clara. La realizada por el actor Bennett Miller tuvo a su favor el tomar la delantera dentro de esta particular carrera por llegar antes al estreno, lo que le valió entrar en la lucha por los Oscar. Por su parte, Douglas McGrath no ha querido dejarse traicionar por las prisas y se ha tomado las cosas con más calma. Es cierto que ha llegado más tarde, pero ha creado cierta perplejidad en la crítica, incapaz de decantarse claramente en sus preferencias entre «Truman Capote» e «Historia de un crimen».

Con el duelo de actores sucede otro tanto, ya que las respectivas caracterizaciones de Phillip Seymour Hoffman y Toby Jones son distintas y ambas igual de válidas, así como imposibles de enjuiciar en base a sus versiones dobladas. El segundo tiene la ventaja de un mayor parecido físico, al ser de una estatura y de una complexión coincidentes con las del pequeño gran escritor. Como colaborador que ha sido de Woody Allen, Douglas McGrath siente una especial predilección por los intérpretes ingleses, en los que ha confiado plenamente en sus anteriores filmes «Emma» y «La leyenda de Nicholas Nickleby». Y lo vuelve a hacer a la hora de establecer la relación entre el autor de «A sangre fría» y el criminal Perry Smith, representada esta vez de una forma mucho más explícita en su homosexualidad. Los ingleses Toby Jones y Daniel Craig son, por tanto, los encargados de encabezar un reparto multiestelar donde ha sorprendido gratamente Sandra Bullock, actriz de trayectoria irregular y cambiante. No desaprovecha la oportunidad de lucimiento que le brinda el papel de la escritora Harper Lee, quien, como Capote, se consagró gracias a una sola novela, en su caso «Matar un ruiseñor».

No dudo de que los espectadores que vieron la otra película repetirán atraídos por el juego de las comparaciones, sabiendo que no ha habido espionaje industrial y que todo ha sido una casualidad.