enfrentamientos armados entre palestinos
Hamás controla Gaza y Abbas responde con la disolución del Gobierno
La situación en Palestina empeora. Hamás consiguió controlar prácticamente toda Gaza, mientras Al Fatah respondía atacando a los islamistas en Cisjordania. Mahmud Abbas destituyó a Haniyeh y disolvió el Gobierno de unidad.
GARA | GAZA
Los milicianos de Hamás consiguieron ayer controlar casi en su totalidad la franja de Gaza tras tomar el cuartel de las Fuerzas de Seguridad Preventiva, leales al presidente Mahmud Abbas (Al Fatah). Este cuerpo armado señaló que los milicianos islamistas también habían tomado el control en Rafah -al sur de la franja- y en Beit Lahya -al norte de Gaza-.
Testigos presenciales relataron que los milicianos de Hamás prendieron fuego a las dependencias de Beit Lahya.
«Las Brigadas Ezzedine al Qassam controlan todos los servicios de seguridad en Rafah, cerca de la frontera con Egipto», proclamó la milicia armada de Hamás.
Los milicianos de Hamás izaron la bandera verde en el edificio de las Fuerzas de Seguridad Preventiva y cambiaron el nombre al lugar, denominándolo Tal al Islam (La colina del Islam).
Hamás también tomó la emisora La Voz de Palestina, cercana a Al Fatah, y se llevó material técnico antes de prender fuego al edificio.
Mientras, la televisión de los islamistas anunció que próximamente emitirá imágenes de documentos incautados en la sede las Fuerzas de Seguridad Preventiva que demostrarían los lazos entre Al Fatah y la CIA.
Hamás también anunció la muerte de Samih Madhoun, un destacado miembro de Al Fatah, que recientemente se jactó en una entrevista de haber matado a varios combatientes de Hamás y quemado las casas de otros.
Al anochecer, el último reducto en manos de Al Fatah en Gaza era el complejo de la Presidencia -Abbas se hallaba en la Mukata de Ramala-, mientras los medios de Hamás señalaban que los miembros de Al Fatah «están huyendo por mar hacia Israel y Egipto».
La respuesta de Al Fatah consistió en atacar edificios vinculados a Hamás en varias localidades de Cisjordania, donde las fuerzas leales al presidente Abbas son más numerosas que los milicianos islamistas.
Así, la agencia palestina Ma'an informó de que en Nablús al menos seis miembros de Hamás se rindieron a milicianos de las Brigadas de Al Aqsa -ligadas a Al Fatah- después de enfrentarse a tiros en esta ciudad cisjordana. La versión de Hamás fue que estos hombres fueron secuestrados cuando estaban trabajando.
«Las fuerzas de seguridad han comenzado una campaña contra miembros de Hamás. Han entrado en varias casas de miembros de Hamás en Nablús en respuesta a los enfrentamientos que se viven en la franja de Gaza», señaló un portavoz de Hamás a Ma'an. Cuatro edificios de los islamistas habrían sido saqueados en Nablús por miembros de Al Fatah, según France Presse.
Fuentes de la ANP señalaron que en Cisjordania habría una lista de 1.500 milicianos de Hamás a los que Al Fatah pretende detener.
En definitiva, los enfrentamientos entre palestinos subieron aún más de grado durante la jornada de ayer, extendiéndose también a Cisjordania, sin que ninguna de las partes hiciera caso de los llamamientos al cese de hostilidades que hicieron varios agentes internacionales.
Uno de ellos fue la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que exhortó a los líderes palestinos a actuar para que paren los enfrentamientos y a respetar el Acuerdo de La Meca, que puso fin a los tiroteos de comienzo del año y sentó las bases del Gobierno de unidad nacional palestino, disuelto ayer.
El Gobierno de unidad nacional palestino, del que forman parte Hamás, Al Fatah, independientes y miembros de otros partidos más pequeños se formó a principios de marzo como un intento, infructuoso, de poner fin a los enfrentamientos armados tras alcanzar un acuerdo.
Tras la llegada al poder de Hamás en marzo de 2006, EEUU y la UE procedieron a realizar un boicot económico al Gobierno palestino, mientras Al Fatah no reconocía la victoria de su rival en las elecciones.
Ekmeleddin Ihsanoglu, secretario general de la OCI, confirmó que había mantenido contactos con Mahmud Abbas y el primer ministro palestino, Ismail Haniyeh (Hamás), para que cesaran los combates.
Esta exhortación no pareció tener una buena acogida, ya que el Comité Ejecutivo de la OLP -a la que pertenece Al Fatah, pero no Hamás- recomendó a Abbas que destituyera al Gobierno de unidad nacional.
Al tiempo, el Comité Ejecutivo de la OLP instaba a Mahmud Abbas a que decretara el estado de emergencia en los territorios palestinos, a que formara un nuevo Gobierno y a que solicitara protección internacional.
Abbas accedió finalmente a reclamar tropas extranjeras de intervención y a decretar el estado de emergencia en la franja de Gaza, al tiempo que disolvió el Gobierno de unidad y destituyó a su primer ministro, Ismail Haniyeh. Y no descarta convocar elecciones anticipadas.
Rechazo a tropas extranjeras
Hamás criticó duramente la demanda de que fuerzas internacionales se desplieguen en Palestina y anunció que las consideraría «una fuerza ocupante».
«Hamás rechaza la idea del despliegue de una fuerza internacional, formada por miembros de distintas nacionalidades, en la franja de Gaza y considerará cualquier fuerza de este tipo como una fuerza ocupante, al mismo nivel que las fuerzas de ocupación sionistas», afirmó el portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, en un comunicado.
Para la formación islamista, esta fuerza internacional de intervención supondría «colaborar con la ocupación israelí y representaría una injerencia extranjera para ayudar a una fuerza palestina contra otra».
El miércoles, el responsable de Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, avanzó esta posibilidad de intervención militar europea en Gaza.
La OCI también rechazó categóricamente la posibilidad de que fuerzas extranjeras se desplacen a Gaza como método para acabar con los enfrentamientos entre palestinos.
«Si Hamás toma el control de la franja de Gaza y de los pasos, el Ejército israelí no tendrá otra opción que hablar directamente con Hamás», declaró el ministro israelí de Defensa, Amir Peretz, al diario hebreo «Maariv».
Mientras se producían los enfrentamientos entre palestinos, el Ejército israelí continuó con sus ataques en Gaza. Así, cinco niños palestinos y un adulto fallecieron ayer tras ser alcanzados por un obús disparado desde un tanque israelí en Rafah, en el sur de la franja de Gaza, según indicaron fuentes médicas y de la seguridad palestina.
Otros dos palestinos resultaron gravemente heridos por el obús, que cayó en un sector situado cerca de la frontera entre la franja de Gaza y el Estado de Israel.
Estas muertes elevan a 5.751 el número de personas fallecidas por disparos del Ejército israelí desde el inicio de la segunda intifada, en setiembre de 2000.
Las Fuerzas Armadas israelíes negaron categóricamente ser responsables de la muerte de estos niños -todos ellos menores de 16 años y pertenecientes a la familia de Abu Matrok-, que viajaban juntos en un coche. Fuentes de la seguridad palestina señalaron que el tanque disparó contra el coche, pero Israel negó esta versión.
Las familias palestinas tienen deudas de más de 870 millones de dólares (654 millones de euros), y más de la mitad han informado de que sus deudas se han incrementado desde que comenzara el boicot internacional a Palestina tras la victoria de Hamás en las elecciones de marzo de 2006, según denunció ayer Oxfam International en una comparecencia realizada en Londres.
Una investigación de esta ONG muestra que una de cada quince familias en Gaza debe más de 25.000 dólares (18.800 euros), una cantidad muy alta en Palestina, considerando que un director de colegio gana 9.000 dólares (6.769 euros) al año. El estudio, que consultó 2.500 hogares en Gaza y Cisjordania, concluyó que la media de las deudas es de 1.750 dólares (1.316 euros), y un tercio de esas familias deben más de 2.500 dólares (1.880 euros).
La mayoría de las familias debe dinero a sus proveedores de energía eléctrica, agua y comida, y más del 40% ha tenido que vender bienes personales para poder sobrevivir.
En Cisjordania, el 53% de las familias asegura que su deuda ha aumentado en el último año. En abril de 2006, el Cuarteto, formado por la Unión Europea, EEUU, la ONU y Rusia, suspendió la asistencia directa a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) después de que Hamás ganara en las elecciones parlamentarias. Israel ya había dejado entonces de transferir a la ANP los ingresos generados por impuestos recogidos en su nombre. Con todo ello, los ingresos de la ANP han caído hasta llegar a ser una tercera parte de lo que eran antes de que Hamás accediera al Gobierno palestino.
En lugar de dar salarios directos a los palestinos, la UE usa el denominado Mecanismo Temporal Internacional para evitar entregar fondos a las instituciones palestinas controladas por Hamás. Oxfam considera que esta política de pagos ha llevado a que los empleados y sus familias se empobrezcan y aumenten sus deudas, ya que los pagos frecuentemente se atrasan o son suspendidos.
El director ejecutivo de Oxfam International, Jeremy Hobbs, subrayó que «la ayuda internacional debe ser proporcionada sobre la base de la necesidad y no utilizada como arma política. El boicot al Gobierno palestino ha llevado al empobrecimiento de la población. Ha traído recortes de presupuesto en los servicios de educación y de salud», denunció, y añadió que «mediante el recorte en los fondos para la Policía y servicios de seguridad, el boicot ha incrementado la inseguridad y la falta de Estado de Derecho».
Hobbs exhortó a los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, que se reunirán el próximo lunes en Bruselas para hablar sobre la situación de los territorios palestinos, a que restablezcan la asistencia directa a la ANP.
«Es la única manera en la que la seguridad puede restablecerse y las instituciones palestinas puedan trabajar de nuevo», destacó.
«Si la Unión Europea restablece la ayuda, Oxfam International considera que eso presionará a Israel para que devuelva a la ANP los ingresos recaudados por impuestos, que han estado reteniendo y que deben ser devueltos. Estos son los pasos necesarios para mejorar la situación humanitaria y centrarse en construir una paz duradera basada en las leyes internacionales», añadió Jeremy Hobbs.