Atacan mezquitas suníes en represalia por el atentado contra el templo de Samarra
Varias mezquitas suníes fueron atacadas e incendiadas ayer en Irak, mientras los toques de queda y el incremento de soldados en las calles mantenía la situación en relativa calma, un día después de que presuntos miembros de Al Qaeda atentaran contra la venerada mezquita chií de Samarra. El mismo día, un informe del Pentágono admitía que la violencia aumenta en el Irak ocupado pese al plan de seguridad puesto en marcha por tropas estadounidenses en Bagdad.
GARA |
El atentado del miércoles contra la mezquita Al Askari de Samarra, que el año pasado ya fue blanco de un ataque, levantó temores de que provocara un nuevo resurgimiento de la violencia de carácter confesional, a pesar de los llamamientos a la calma realizados tanto por el Gobierno colaboracionista del chií Nuri al Maliki, como por la máxima autoridad chií en el país, el ayatolah Ali Sistani, y por el clérigo Muqtada al Sadr.
La acción de hace un año desencadenó una sangrienta ola de ataques entre chiíes y suníes que se ha cobrado decenas de miles de vidas civiles y que perdura todavía.
La reacción tras el atentado del miércoles, que destruyó los dos alminares del mausoleo que acoge las tumbas de dos de los imanes más venerados por los chiíes, Ali al Hadi y su hijo Hassan al Askari, difirió mucho de la de hace un año, aunque varias mezquitas suníes han sido atacadas en las últimas horas.
En Basora, cuatro personas murieron y otras seis sufrieron heridas en ataques contra las mezquitas de Kawaz, Othma, Al Abayshi y Gran Basora. Otras cuatro mezquitas suníes fueron atacadas cerca de Bagdad.
Según fuentes policiales, desconocidos asaltaron y prendieron fuego a dos mezquitas suníes en la ciudad de Iskandariya, a 60 kilómetros al sur de Bagdad. Las mismas fuentes indicaron que la mezquita Al Mustafa fue completamente destrozada por la explosión de un artefacto dentro del templo, mientras que la de Al Hudin resultó seriamente dañada. La noche anterior, otros dos templos suníes fueron atacados en la misma ciudad, pese a la fetua (edicto islámico) de Sistani prohibiendo los actos de venganza.
En Mahaweel, 80 kilómetros al sur de la capital, la mezquita Al Basheer también fue incendiada por desconocidos.
Detenciones
El Ejército estadounidense informó ayer de que las fuerzas iraquíes detuvieron al mando de la Unidad de Servicios de Urgencias y a doce policías que eran responsables de la seguridad en la mezquita Al Askari en el momento de la explosión.
Debido al temor a las consecuencias del atentado las autoridades mantienen el toque de queda indefinido tanto en Samarra como en Bagdad. La prohibición de circulación al tráfico en la capital se prolongará hasta mañana.
Según testigos presenciales, ayer se incrementó el número de patrullas militares estadounidenses e iraquíes en Bagdad y se instalaron nuevos puestos de control en el barrio de Ciudad Sadr, bastión del Ejército de Al Mahdi, las milicias del clérigo chií Muqtada al Sadr, donde cientos de personas realizaron manifestaciones. También hubo marchas en Kut, Diwaniya, Nayaf y Basora, todas de mayoría chií y situadas al sur del país.
Grupos armados se enfrentaban ayer en violentos combates en la cuidad de Al Maqdadiya, en la conflictiva provincia de Diyala. Milicianos suníes presumiblemente vinculados a Al Qaeda y del grupo armado denominado Estado Islámico en Irak luchaban contra combatientes del Ejército de Al Mahdi.
La Policía iraquí, que no comentó esos incidentes, indicó que más de dos mil peshmergas (combatientes kurdos) serán enviados en las próximas semanas a esa provincia para ayudar en materia de seguridad.
«La decisión se ha tomado tras la petición de las fuerzas multinacionales y del Gobierno iraquí, dado el deterioro de la situación en Diyala», informó el portavoz de los peshmergas, Jabar Yawer.
Plan fracasado
El atentado de Samarra no suscitó una especial escalada de violencia que, sin embargo, sí se ha incrementado en el Irak ocupado a pesar del plan de seguridad desplegado en Bagdad por fuerzas estadounidenses, según constata un informe presentado ayer por el Pentágono de EEUU.
El documento, que analiza la situación del país entre febrero y mayo de este año, señala, no obstante, que es demasiado pronto para juzgar si el plan de seguridad está siendo efectivo. Indica que la violencia ha decaído en Bagdad y en la provincia de Anbar, pero ha aumentado en otras zonas, particularmente en áreas periféricas de la capital y en las provincias de Diyala y Ninewa.
Un general estadounidense criticó, además, que la mayoría de las unidades militares iraquíes que están llegando a Bagdad para apoyar el sistema de seguridad desarrollado por el Ejército de EEUU sólo disponen del 75% de los soldados asignados, ya que uno de cada seis policías iraquíes entrenados por los estadounidenses ha muerto o resultado herido, ha desertado o ha desaparecido.
El grupo Estado Islámico de Irak, al que vinculan a Al Qaeda, anunció ayer haber ejecutado a catorce funcionarios de los ministerios del Interior y de Defensa iraquíes que fueron secuestrados al inicio de la semana.